Será más o menos justo, pero es así desde siempre y además en una competición tan corta tiene su lógica: la recta final son partidos a vida o muerte, y en especial el primero, el cruce de cuartos, es un mundo en sí mismo independientemente de lo que haya sucedido en la fase o las fases anteriores. Una victoria te coloca a un paso de la gloria, una derrota te despeña. Pero si a lo largo de los cinco partidos de la primera fase hemos sido todos más o menos sinceros al no esconder que nos habría gustado ver en acción una Selección con más chispa (o cuanto menos, con más minutos de juego con chispa), hemos de serlo ahora y reconocer que hace diez días habríamos firmado llegar a cuartos de final con Croacia enfrente.
No porque los croatas vayan a ser un rival sencillo de superar, ni muchísimo menos, pero sí porque pese a la calidad individual y experiencia de muchos de sus jugadores, en eso, en calidad individual y experiencia, como en otras cualidades, no están por encima de nuestro equipo. Para entendernos, Croacia afronta el partido tal y como antes los afrontábamos nosotros frente a uno de los favoritos: sabiendo que son inferiores pero convencidos de que tiene opciones de sorprender. Eso les hace doblemente peligrosos, sí, pero no les convierte de un plumazo en un equipo mejor. España sigue siendo mejor que Croacia.
Y lo más importantes es que nuestros jugadores están decididos a demostrarlo. Como siempre. Hasta ahora se habrá jugado con más o menos brillantez, se estará más o menos adaptado a las novedades tácticas / estratégicas, habrán pesado más o menos los problemillas físicos de varios jugadores, pero lo que no ha cambiado ni un ápice es la indiscutible mentalidad ganadora del grupo, como equipo y jugador por jugador. La cuestión estriba en cómo reproducirla.
INICIO IMPORTANTÍSIMO. Lo son siempre, pero en 40 minutos de todo o nada lo son mucho más: los primeros minutos. Scariolo lo apunta en su análisis de hoy, y estoy totalmente de acuerdo. No se trata necesariamente de empezar con un 9-0 (aunque es lo ideal, por supuesto) sino de marcar el ritmo propio o impedir que el rival maque el suyo. En definitiva: de encontrarse cómodo desde el principio. Para ello es básico que los cinco jugadores que empiecen el partido lo hagan con la máxima concentración (algo que está garantizado) y que además les acompañe el acierto. Por ejemplo, que Navarro meta su primer tiro.
EL FACTOR PRKACIN. No es el mejor jugador croata, de hecho es el segundo de su equipo que menos minutos ha jugado en la primera fase, pero es su cuarto anotador (sólo 8 puntos menos que Tomas) y su presencia en cancha es siempre incómoda para rivales con jugadores más altos, fuertes y técnicos. El veterano Prkacin es, además, un jugador capaz de forzar el mal rollo. Será importantísimo no seguírselo…
Y LA CONFIANZA. Afortunadamente, parece que nos sobra. No hace falta más que leer a los columnistas de estos días en nuestra prensa, incluido el ex seleccionador: están convencidos de que esta Selección va a dar la medida… sencillamente porque la situación lo requiere. La confianza en el equipo y en su capacidad competitiva es total. Y Juan Antonio Corbalán, por ejemplo, recuerda que “cuando jugamos (a alto nivel, se entiende) somos un rodillo”. Grecia, China, Alemania y Angola lo han sufrido en sus propias carnes.
En definitiva: lo tenemos todo para poder celebrar el pase a las semifinales del viernes y seguir soñando con la gran final. Que es a donde sin duda merece llegar, como mínimo, este equipo. Pogamos los despertadores a la hora, que este miércoles toca madrugar, y sospecho que va a valer mucho la pena.
¡QUÉ PENA! Aunque para pena, la de las chicas. ¡Han tenido las semifinales tan a tiro...! Tener a Rusia nada menos que 18 puntos abajo sólo está al alcance de los equipos con orgullo, personalidad y calidad colectiva. Las chicas de Evaristo disponen de todo ello, pero esto es un deporte y no siempre es suficiente. El esfuerzo realizado en los tres primeros cuartos frente a las rusas, con un resultado espectacular, les ha acabado pasando factura. Ha sido un mazazo, claro, pero son precisamente los equipos con orgullo, personalidad y calidad colectiva los que saben sobreponerse y volver a luchar. ¡Animo, chicas!
martes, 19 de agosto de 2008
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1 comentario:
Si los jugadores se ponen zapatillas negras,los calcetines negros o una tira negra en el brazo, o se pintan una raya negra en la cara
como los jugadores de futbol americano, ¿quien les va a decir algo?
Hay que respetar para ser respetados
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