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sábado, 27 de septiembre de 2008

Antonio Maceiras, el sexto ÑBA de esta temporada

Pau Gasol, José Manuel Calderón, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Marc Gasol no van a ser los únicos españoles en nómina de la NBA esta temporada. En unos días se unirá al elenco ÑBA, si bien no en las pistas sino en lo que se dice “en los despachos”, el hasta hace un par de meses director general del fallecido Akasvayu de ACB.

Antonio Maceiras, quien además de su reciente labor ejecutiva en Girona atesora una enorme experiencia por su anterior etapa en el estómago de un club de grandes dimensiones internacionales como el FC Barcelona, firmará contrato como asesor/consultor de los San Antonio Spurs, una de las franquicias más consolidadas en el baloncesto profesional estadounidense pero con ciertas lagunas en su proyección exterior. Uno de los pasos en falso dados en los últimos años por los texanos fue el de dar por perdido a Luis Scola y traspasarlo a los Rockets, un error de bulto que los máximos dirigentes y los técnicos de los Spurs están dispuestos a no volver a cometer. Maceiras no será para los Spurs lo que llamamos un ojeador, de los que acostumbramos a encontrar en los grandes campeonatos europeos –nacionales o internacionales-, alguno de los cuales está afincado en nuestro país; como por ejemplo Kevin Wilson, actualmente scout en Europa de los New York Knicks, con residencia desde hace muchos años en una localidad a media hora de Barcelona. Circunstancialmente, Macerias podrá asesorar a los Spurs en esta materia –sobre jugadores interesantes-, pero su cometido irá mucho más allá.

El propio Maceiras me ha confirmado su nuevo rumbo profesional en Zaragoza, donde este sábado presenció en directo, a corta distancia de mi ubicación en el Príncipe Felipe, la primera jornada de la Supercopa ACB. Lo que no supo asegurarme a ciencia cierta es si se va a tratar del primer español no jugador de la historia en incorporarse profesionalmente a una franquicia de la NBA. Pero es más que probable que sea así. “Recuerdo que muchos años atrás Jacinto Castillo y Arturo Ortega tuvieron relación profesional con equipos de la NBA –me dijo-, pero creo que no pasó de cuestiones estrictamente deportivas”. Yo también he tratado de forzar mi memoria, y no logro tener computado a nadie más.

En fin, que a Maceiras sólo queda desearle suerte en su apasionante nueva etapa profesional. Es otro éxito de nuestro baloncesto que, además de en nuestros jugadores, la NBA se fije también en nuestros ejecutivos.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Un baloncesto en perpetua redefinición

Desde el primer momento ha carecido de tirón mediático. Apenas se le ha dado espacio en los medios de comunicación. Y más allá de unas iniciales o puntuales críticas, el debate ha sido y está siendo prácticamente inexistente a pesar de que se trata de una cuestión que puede marcar, al menos en parte, el desarrollo del baloncesto europeo en un futuro inmediato.

El actual proyecto de reestructuración de las condiciones deportivas de la Euroliga (que a día de hoy son en realidad dos proyectos: el de la propia Euroliga y el de la ULEB, organización de la que la Euroliga forma parte) acabará probablemente en un nuevo modelo de competición, más o menos consensuado. Pero al margen de cuál sea el resultado final de este proceso, lo que parece es que se trata de un capítulo más de la historia reciente de continua redefinición del baloncesto de clubes. En nuestro baloncesto, esta redefinición sí dio evidentes pasos adelante en la década de los años 1980; pero en Europa, en un proceso que arrancó casi 20 años después que el del baloncesto español, la redefinición sigue en proceso. Y por el momento sin consenso.

Personalmente me decepciona que algo así no sea capaz de arrancar un gran debate mediático y popular, y que lo poco que se haya discutido hasta ahora se limite a poner en tela de juicio el criterio de valoración de los votos de una asamblea o simplemente a argumentar a favor de uno u otro proyecto. Se está hablando ya incluso de detalles como si la Euroliga llegará a jugarse los fines de semana, cuando tengo la sensación de que siguen faltando respuestas a preguntas fundamentales.

La primera que a mí se me ocurre es por qué el baloncesto europeo de clubes considera que no puede seguir creciendo y desarrollándose bajo los mismos parámetros que sí funcionan en todos los demás deportes. Cada cual en su nivel, por supuesto, desde el todopoderoso fútbol al balonmano o el voleibol.

En cualquier caso hay que seguir atentos al proceso, a ver si unos u otros nos aportan los argumentos verdaderamente necesarios para un buen debate. Porque lo más importante, sobre todo si se pretende llegar al consenso, es buscarlo teniendo las ideas claras. Una existencia en perpetua redefinición sí dificulta el crecimiento y el desarrollo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Un empaque de elite

A apenas cuatro días del arranque de la temporada 2008-2009, la Adecco LEB nos ha dado una última muestra de su salud deportiva con el aterrizaje en Cáceres de Lucio Angulo, pero también con numerosos resultados de pretemporada, que han dado a los equipos de la categoría de Oro un empaque de elite.

Hasta seis victoria sobre equipos ACB: El Vic sobre el ViveMenorca (100-82), el Breogán sobre el Gruesa GBC (89-61), el Illescas sobre el Alta Gestión Fuenlabrada (74-67), el Lleida sobre el ViveMenorca (83-80), La Laguna sobre el Bruesa GBC (88-84) y el Tenerife sobre el Tau Cerámica (90-88), sin olvidar la victoria del bronce AD Molina sobre el Murcia (72-69). En pocos veranos se habían dado tantos resultados así, que reflejan sin duda –aunque con todos los matices de una pretemporada- que la línea de separación entre las dos grandes categorías del baloncesto español es cada vez más estrecha.

La temporada, por otro lado, empieza con el recuerdo aún presente de la gran fiesta que hace apenas unos meses vivimos en Cáceres con las tres Finales a Cuatro, y que a buen seguro volveremos a vivir en la ciudad que la acoja al final de esta campaña.

Está claro que para un grupo cada vez más amplio de equipos el gran objetivo es el ascenso. Pero las Adecco LEB tienen razón de ser en sí mismas, una importancia deportivo-social clave en la pirámide del baloncesto español. Sólo así se explica que, a pesar de haber perdido algún equipo, en general las tres categorías hayan logrado sobrevivir a la crisis de estos últimos meses, de la que no ha salido indemne ni siquiera la elite.

De modo que la LEB, tan viva como siempre, nos vuelve a prometer pasíón de principio a fin. A disfrutarla.

lunes, 8 de septiembre de 2008

El único modelo verdaderamente mediático

“Todos los mensajes que estoy recibiendo hablan de sentimientos y de emociones, más que de baloncesto”. Así me definía por teléfono desde Pekín nuestro director deportivo, Angel Palmi, los momentos de plena satisfacción histórica que estábamos viviendo tras la gran final de los Juegos Olímpicos. Y de eso, de sentimientos y emociones, están hechos los numerosos mensajes que a lo largo de las horas y los días posteriores fuimos recogiendo en esta página; y también con sentimientos y emociones se han escrito los muchísimos artículos que desde entonces hemos podido leer. De modo que si tantísima gente, si la gran mayoría de aficionados e incluso de profesionales, ha valorado la medalla de plata olímpica a partir de sentimientos y emociones, es que en el baloncesto los sentimientos y las emociones cuentan. Y no poco.

¿Es posible que esto suceda en pleno siglo XXI, cuando al parecer el mundo iba a ser definitivamente plano, sin fronteras ni identidades? Y si es posible, y real, ¿no será que el mundo no es definitivamente plano y que las identidades, lejos de haberse diluido, siguen siendo uno de los factores a partir de los cuales definir nuestra sociedad, y por tanto también el mundo del deporte, del baloncesto?

El baloncesto europeo con el que ahora convivimos durante toda la temporada es en gran medida fruto de un proceso iniciado hace ya década y media larga. Una de las premisas fundamentales de aquel proceso era la suposición de que la sociedad moderna no sabía ya –y cada vez sabría menos- de identidades. En base a ello, los clubes en general no vieron inconveniente alguno en ir transformando sus plantillas, de forma paulatina, en auténticos conglomerados de pasaportes. En apenas unos años, el baloncesto se extranjerizó –no sólo en nuestro país- porque, rezaba la teoría, “al aficionado no le preocupa que los jugadores sean españoles o extranjeros, lo que quiere es que sean buenos, los mejores posibles”.

Ahora ya tenemos la suficiente perspectiva como para poder afirmar con datos en la mano que no está claro que haya sido y sea así. Y aunque no es éste espacio ni momento para analizar a fondo las consecuencias del proceso que ha llevado hasta el baloncesto europeo de clubes de 2008 –en el que, además, se está debatiendo sobre el al parecer inminente cierre de una competición como la Euroliga-, no podemos pasar por alto la evidencia de que el deporte de selecciones, y el baloncesto en concreto, sigue provocando sentimientos y emociones, y que ello se traduce cada año, invariablemente, en los mejores índices de audiencia mediática; y no sólo aquí, porque del resto de países nos llegan datos, si no idénticos, sí muy similares. Dicho de otro modo: hoy por hoy, el único modelo de baloncesto en Europa verdaderamente mediático –o lo que es lo mismo: con real capacidad de negocio- es el baloncesto de selecciones. Que haya sido éste el único modelo inalterado en las últimas décadas puede no ser casual.

Es algo importantísimo a tener en cuenta, sobre todo en estos momentos en los que de nuevo se elucubra sobre esa hipotética NBA Europea o algún modelo más o menos asimilable, porque se podría acabar llegando a la conclusión de que la mejor competición posible de baloncesto en Europa sería una competición de selecciones. Con qué fórmula, con qué calendario, cómo se debería complementar con las ligas nacionales, las competiciones internacionales de clubes o la NBA, son cuestiones, como muchas otras que van sin duda a surgir, más que interesantes para empezar a debatir.

(Todavía con el eco de la medalla de plata resonándonos a todos, de sentimientos y emociones también hablaron los propios jugadores, los grandes protagonistas que dan verdaderamente mayor valor a esos conceptos. Pau Gasol: “Lo que siento jugando con la Selección no lo he sentido con ningún club”. Ricky Rubio: “La Selección es como una familia”. Jorge Garbajosa: “Esto no se puede acabar porque es maravilloso”)

martes, 2 de septiembre de 2008

No ha sido Aíto

Un apunte, sin más importancia que la anecdótica, pero para que quede constancia histórica, que la historia se ha de respetar siempre.
Aunque en estos últimos días hemos leído todos varios artículos asegurando que Aíto García Reneses ha sido el seleccionador más fugaz de la historia (Aíto el Breve, le ha llamado Iturriaga en El País), lo cierto es que no es así. Otros tres ex seleccionadores le superaron en brevedad.
El primero, Mariano Manent. El que fue primer seleccionador de la historia sólo dirigió cuatro partidos: el primero de la historia del equipo, el 15 de abril de 1935 en Madrid contra Portugal (de clasificación para el Europeo) y, tras la victoria que significó la clasificación, los tres del Europeo de ese mismo año, en Ginebra, unas semanas más tarde.
El segundo, Santiago Monerris. Fue seleccionador únicamente en un partido, el que el equipo jugó el 7 de marzo de 1943 en Toulouse, el primero después del largo paréntesis provocado por la guerra civil. Como eran otros tiempos, en ese partido Monerris no sólo fue el seleccionador español, también fue uno de los árbitros.
Y el tercero, Pedro Ferrándiz. El entrenador con mayor palmarés de la historia del baloncesto español, el hombre que lo ganó prácticamente todo al frente del Real Madrid, sólo ejerció de seleccionador en el verano de 1965 en el Eurobasket disputado en Tblisi (entonces Unión soviética, ahora Georgia), que España acabó en octava posición. “Fue un lunar en mi historial, un auténtico fracaso”, dijo años después el propio Ferrándiz.
De todo eso hace unos cuantos años, eran otros tiempos. Pero basta para que Aíto no pueda ser considerado el seleccionador más fugaz de la historia de España.
(De hecho, rizando un poco el rizo podría considerarse que este título se le debería otorgar al estadounidense Ed Jucker. Jucker firmó en 1965 un precontrato en el que se comprometió a hacerse cargo de la selección española a partir de 1967, pero no lo cumplió porque le llegó una oferta de los Cincinnati Royals (NBA) y la aceptó. Su decisión permitió que su suplente se mantuviera en el cargo… durante 26 años, 9 meses y un día. Era Antonio Díaz Miguel, claro)