Bien, pues yo he trasnochado. Y aquí estoy, a las cuatro de la madrugada casi, en el descanso con 39-36 tras el triplazo de Rudy, acabando de repasar a los ilustres comentaristas que en las páginas de los periódicos españoles aportan su visión de columnistas. Como quiera que en las ediciones de este jueves no les vamos a leer, nos da tiempo a analizar sus opiniones tras la sufrida victoria sobre China. Hay de todo, pero en general se coincide en el susto que significó ver a la Selección 15 abajo y en que hay que aprender la lección.
Pepe Laso, sincero. Como siempre, va de frente. Es el único que reconoce que en caso de haber perdido lo vería bastante negro, pero ahora cifra las aspiraciones españolas sólo en la medalla de plata. Afortunadamente, los jugadores no están de acuerdo.
Tello, clásico. El experto Martín Tello se conforma con destacar el carácter del equipo, un clásico, sin meterse en más berenjenales. Estoy de acuerdo con él: el carácter es una de las señas de identidad de este equipo.
Solozábal apunta. El ex base internacional también destaca la épica, pero es el único que además apunta a la defensa de China con excesivos contactos y a la permisividad arbitral en este aspecto. También totalmente de acuerdo: fue otro factor que tuvo su papel.
Scariolo, técnico. Como acostumbra, el ex entrenador del Unicaja realiza un análisis meticuloso de lo que fue el juego de ambos equipos, y destaca sobre todas las circunstancias el partidazo de Pau tras no haber parecido, hasta el martes, verdaderamente enchufado en el equipo. También lo habría firmado.
Pepu, filósofo. El ex seleccionador tira por cuestiones conceptuales y acaba reconociendo que España ganó a China por confianza y que las próximas victorias sean por estilo y por generosidad. Me sobran los matices: ¿por qué no ganar siempre por confianza?
Llorente, positivo. El otro ex de Los Angeles prefiere verlo por el lado absolutamente positivo: explica el espectacular triunfo sobre los chinos por la batería de recursos del equipo de Aíto, superiores a los de los anfitriones. Sí a todo.
Salaner, crítico. Se descanta por criticar a Aíto, sosteniendo que se pasaron tantos apuros, al borde de la derrota, por la excesiva rotación ya en el primer cuarto. Algo exagerado, quizás.
Pepe Laso, sincero. Como siempre, va de frente. Es el único que reconoce que en caso de haber perdido lo vería bastante negro, pero ahora cifra las aspiraciones españolas sólo en la medalla de plata. Afortunadamente, los jugadores no están de acuerdo.
Tello, clásico. El experto Martín Tello se conforma con destacar el carácter del equipo, un clásico, sin meterse en más berenjenales. Estoy de acuerdo con él: el carácter es una de las señas de identidad de este equipo.
Solozábal apunta. El ex base internacional también destaca la épica, pero es el único que además apunta a la defensa de China con excesivos contactos y a la permisividad arbitral en este aspecto. También totalmente de acuerdo: fue otro factor que tuvo su papel.
Scariolo, técnico. Como acostumbra, el ex entrenador del Unicaja realiza un análisis meticuloso de lo que fue el juego de ambos equipos, y destaca sobre todas las circunstancias el partidazo de Pau tras no haber parecido, hasta el martes, verdaderamente enchufado en el equipo. También lo habría firmado.
Pepu, filósofo. El ex seleccionador tira por cuestiones conceptuales y acaba reconociendo que España ganó a China por confianza y que las próximas victorias sean por estilo y por generosidad. Me sobran los matices: ¿por qué no ganar siempre por confianza?
Llorente, positivo. El otro ex de Los Angeles prefiere verlo por el lado absolutamente positivo: explica el espectacular triunfo sobre los chinos por la batería de recursos del equipo de Aíto, superiores a los de los anfitriones. Sí a todo.
Salaner, crítico. Se descanta por criticar a Aíto, sosteniendo que se pasaron tantos apuros, al borde de la derrota, por la excesiva rotación ya en el primer cuarto. Algo exagerado, quizás.
Como añadido propio a todas estas consideraciones, creo que cabe no olvidar algo importantísimo y que en definitiva es el origen del posible exceso de confianza con el que la Selección afrontó el partido: sólo hay dos o como mucho tres equipos en todo el mundo que puedan llegar a cometer el pecadillo de creer que van a ganar con facilidad, y uno de ellos sin lugar a dudas es este equipo. Todos querrían serlo. De modo que ojalá nos veamos muchísimos años más en estas tesituras.
En fin: esto se ha acabado: 72-59. Tres de tres, pues. Buenas noches, amigos. Mañana más.
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