Hombre: hasta cierto punto es humano (y sobre todo, muy nuestro) empezarle a buscar los tres pies al gato por el hecho de tener que ganar un partido en la prórroga, caer en otro por -37 y no ganar todos los demás por 40. Pero afortunadamente no hay nada mejor que una victoria importante para que quien más quien menos pase la página y se sume no ya al optimismo por el optimismo sino a la evidencia de que esta Selección puede verse en algún momento encallada, pero nunca derrotada. Ni mucho menos por la presión.
Como no podía ser de otra forma, su indiscutible mentalidad ganadora salió a relucir en todo su esplendor en el cruce de cuartos contra Croacia. Afrontar ese partido con dudas y temores era no conocer a nuestros jugadores. Por supuesto que los rivales también juegan, por supuesto que un mal día lo puede tener cualquiera; pero este equipo se ha ganado de forma sobrada el derecho a no generar dudas: siempre lo es, absolutamente siempre. Y nunca falla, ni nunca nos va a fallar.
Para la histórica semifinal contra Lituania vale prácticamente todo lo dicho antes del partido contra los croatas, de forma muy especial esta vez la importancia del mejor inicio posible. Recuerden: marcar el ritmo propio o impedir que el rival maque el suyo, encontrarse cómodo en cancha desde el principio. Y eso se consigue con algo en lo que nuestros jugadores son insuperables: una total concentración. Frente a los lituanos, además, lo más importante en defensa será probablemente, al menos en teoría, evitar sus triples. Las opciones de victoria de Jasikevicius y compañía suelen oscilar casi siempre en función de sus puntos desde más allá de los 6,25. Pero en este frente podemos estar también relativamente tranquilos: la defensa del perímetro de Croacia fue durante muchos minutos –en especial en el arranque- de libro.
En la semifinal, además, independientemente de que al final Calderón esté o no disponible, sospecho que:
1: Aíto puede sorprender con el cinco inicial y con cambios defensivos a lo largo de los 40 minutos, algo en lo que no se ha prodigado ni contra Angola ni contra Croacia.
Y 2: Navarro volverá a ser Navarro.
Este equipo está hecho para jugar estos partidos, y el viernes lo va a volver a demostrar. Que nadie lo dude.
Como no podía ser de otra forma, su indiscutible mentalidad ganadora salió a relucir en todo su esplendor en el cruce de cuartos contra Croacia. Afrontar ese partido con dudas y temores era no conocer a nuestros jugadores. Por supuesto que los rivales también juegan, por supuesto que un mal día lo puede tener cualquiera; pero este equipo se ha ganado de forma sobrada el derecho a no generar dudas: siempre lo es, absolutamente siempre. Y nunca falla, ni nunca nos va a fallar.
Para la histórica semifinal contra Lituania vale prácticamente todo lo dicho antes del partido contra los croatas, de forma muy especial esta vez la importancia del mejor inicio posible. Recuerden: marcar el ritmo propio o impedir que el rival maque el suyo, encontrarse cómodo en cancha desde el principio. Y eso se consigue con algo en lo que nuestros jugadores son insuperables: una total concentración. Frente a los lituanos, además, lo más importante en defensa será probablemente, al menos en teoría, evitar sus triples. Las opciones de victoria de Jasikevicius y compañía suelen oscilar casi siempre en función de sus puntos desde más allá de los 6,25. Pero en este frente podemos estar también relativamente tranquilos: la defensa del perímetro de Croacia fue durante muchos minutos –en especial en el arranque- de libro.
En la semifinal, además, independientemente de que al final Calderón esté o no disponible, sospecho que:
1: Aíto puede sorprender con el cinco inicial y con cambios defensivos a lo largo de los 40 minutos, algo en lo que no se ha prodigado ni contra Angola ni contra Croacia.
Y 2: Navarro volverá a ser Navarro.
Este equipo está hecho para jugar estos partidos, y el viernes lo va a volver a demostrar. Que nadie lo dude.
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