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miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Realidad o tendencia?

Si en algo han coincidido la inmensa mayoría de columnistas y analistas en los últimos días al valorar el arranque de la ACB 2009-10 ha sido en pronosticar una Liga desigualada, con dos equipos muy por encima del resto, con titulares del estilo Cosa de dos, Una Liga bipolar, etc. Prever algo así en una comptición de 34 jornadas primeros y unos playoff después puede resultar quizás excesivamente aventurado, arriesgado en el pronóstico, pero de lo que no cabe duda es de que, sea o no esta Liga ACB 2009-10 una cuestión de sólo dos, ésta es la percepción generalizada que se tiene de ella.

Repito: es ciertamente excesivo aventurar a principios de octubre que dentro de unos ocho meses el título se lo van a acabar disputando Barcelona y Real Madrid. Y desde luego, creo que la Liga no va a ser para estos dos equipos un mero paseo militar.

Pero lo que no se puede esconder es que la tendencia de los últimos años –la cada vez mayor brecha económica y deportiva entre los pocos clubes ricos y el resto- nos lleva a sospechar que no es precisamente improbable que esta tendencia se mantenga hasta el punto de que algún día sí las ligas acaben siendo competiciones con sólo dos o a lo sumo tres únicos candidatos al título. Y no sólo la ACB sino todas las demás competiciones de clubes en Europa.

De hecho, ya hay algunas que son así. Grecia o Turquía, por ejemplo, no han avanzado absolutamente nada en las dos últimas décadas: siguen sin tener más allá de dos o a lo sumo tres equipos de nivel. En Israel están igual que hace 30 años… o incluso peor ahora que el Maccabi ha perdido fuelle económico. En Italia ya hace unos cuantos años que la lucha por el scudetto no es que sea cosa de dos, es que es cosa de sólo uno… Y en el resto de países el paisaje o bien se ha empobrecido también o simplemente no se ha enriquecido, lo que viene a ser poco más o menos lo mismo.

Es evidente que la crisis actual –que ha servido de tantas excusas- ha tenido su parte de efecto negativo en nuestro baloncesto. Pero una cosa son los efectos puntuales –que pueden ser devastadores- y otra una tendencia; y las tendencias no son cosa de dos días…

¿Qué ha ocurrido –y en gran medida qué sigue ocurriendo- en el baloncesto europeo? Como en todas estas grandes cuestiones, no hay uno, dos o tres factores, sino bastantes. Pero dos de los rasgos característicos que han marcado permanentemente la evolución de las dos últimas décadas han sido la cada vez más apabullante supremacía mediática del fútbol y el progresivo abandono del trabajo y aprovechamiento de la cantera propia. Algo como lo primero es imposible de controlar desde dentro mismo del baloncesto; lo segundo, en cambio, ha sido y sigue siendo responsabilidad exclusiva de nuestro sistema de baloncesto de clubes. Y tal y como apunté tiempo atrás –aunque en realidad lo he venido apuntando siempre-, el baloncesto europeo necesita, y con urgencia, recuperar su vocación de cantera porque, como decía antes y escribí también meses atrás, necesita aprovecharla. No hace falta más que echar un vistazo a las actuales plantillas de los clubes europeos para ver que ahora no es ni mucho menos así.

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