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miércoles, 18 de febrero de 2009

La inmejorable estrategia europea de la NBA

Todavía bajo los efectos del impacto que ha tenido en nuestro país el All Star Game de la NBA, por primera vez en la historia con tres jugadores españoles protagonistas en cada una de las tres jornadas del weekend, y tras constatar los excelentes índices de audiencia que han registrado las transmisiones, no es mal momento para repasar una vez más ese aparente – y por algunos muy temido- proceso de expansión de la NBA a nuestro continente.

Es indiscutible que los objetivos mediáticos que la NBA se marcó en su momento con la importación a sus equipos de los mejores jugadores europeos los está cumpliendo con creces. Ahí están, como muestra, esos índices de audiencia de los que hablamos, que comparativamente y salvando todas las distancias de entorno, público, horario, etc., bien podríamos decir que son prácticamente asimilables a los registrados en el mismísimo Estados Unidos. Sólo la participación de Rudy en el concurso de mates levantó aquí tanta expectación que, a tenor de los resultados, la transmisión de la madrugada del pasado domingo bien podría haber batido la mejor marca de lo que llevamos de temporada de haber sido en directo en un horario digamos que normal.

Pero no sólo los objetivos mediáticos de la NBA están satisfechos con sus estrellas europeas. También los mercantilistas. Ahí está, como otro ejemplo evidente, la camiseta de Pau Gasol con el 16 de los Lakers: la sexta más vendida de la temporada, según los datos facilitados por la propia organización.

Precisamente la diferencia horaria es una de las barreras que la NBA no ha podido saltar. Pero no la única, ni siquiera la más importante. Antonio Maceiras, el ex director general del FC Barcelona, como tal partícipe directo de la creación de la Euroliga hace ya casi una década y en la actualidad asesor de los San Antonio Spurs, ha explicado de forma sencilla pero completísima por qué la NBA no ha desembarcado en Europa, ni probablemente desembarcará nunca como competición, más allá de su inmejorable estrategia actual.

Vale la pena tenerle en cuenta porque la suya es una información de primera mano.

viernes, 13 de febrero de 2009

¡¡¡¡¡ Foooooonsoo, Foooooonsoo !!!!!!

Casi todo lo que sé de Alfonso Martínez lo sé porque lo he leído o me lo han explicado, pero sí recuerdo haberlo visto jugar, con la Penya desde luego, pero también con el que fue su último equipo, el Breogán, y además se daba la circunstancia de que, aragonés él, aragonesa mi familia materna, una cierta relación de amistad –aunque no recuerdo exactamente de qué- había entre uno y otros.

Pero de lo que no me puedo olvidar es de que estaba empezando yo mi carrera de aprendiz de periodista en la Revista de Badalona –en la sección de Sociedad-, cuando el veterano redactor de Deportes me telefoneó desde su casa para informarme de que estaba en cama con una gripe del doce, sin fuerzas para levantarse, y pedirme que escribiera yo el artículo que no le había dado tiempo a escribir a él: una crónica previa del partido de homenaje a Alfonso Martínez. En Badalona, claro.

Con el tiempo me he reprochado a mí mismo no ser en nada fetichista ni tener espíritu de coleccionista, porque ahora lamento no haber guardado aquel mi primer artículo sobre algo de baloncesto más que en el archivo de mi memoria. Que cuando se trata de eso, de algo de baloncesto, no es mala; pero tampoco es suficiente para dar cabida a muchos detalles.

Probablemente recordaría mucho más de Alfonso si le hubiera visto jugar más, pero cuando él dejó definitivamente el Joventut en 1972 yo aún no había dado el salto a la pista, seguía en el gimnasio a las órdenes de mi primer entrenador-maestro –el señor Gol, el suegro de Lluís Cortés-, porque no era ni infantil. Pero de lo poco de él que sí viví en primera persona, en las gradas de esa pista, la de La Plana, en la que hoy se jugará el partido de homenaje a Alfonso, fueron aquellos coros que acompañaban casi siempre a alguna de sus jugadas maestras bajo los aros: ¡¡¡¡¡¡ Fooooooonsoo, Foooooooonsoo !!!!! A los chavales como yo no hacía falta más que lanzarnos la primera sílaba para sumarnos, felices y contentos, a aquel inacabable cántico que en Badalona marcó verdaderamente una época.

¿A qué jugador actual se podría asimilar ahora a aquel Alfonso Martínez estelar, determinante en España y hasta en Europa con apenas 1,97 de estatura? Difícil explicarlo. Pero si el otro día Nino Buscató se atrevió en el Salón de la Fama a compararme a Emiliano con Rudy, creo que yo podría atreverme a comparar a Fonso con Felipe Reyes. Para que se hagan una idea aproximada quienes aún saben de él menos que yo.

En fin, que ahora, más de 30 años después de aquel mi primer artículo baloncestístico, nos apena saber que Alfonso está ingresado en un geriátrico por aquellas cosas de la vida. Pero es al mismo tiempo magnífico comprobar cómo en ésta nuestra familia del baloncesto hay mucha gente que no olvida ni quiere olvidar a quienes nos precedieron; tanto, que hasta han organizado el homenaje de hoy con la ilusión de poderle ayudar.

Es una lástima que él no esté en condiciones de aparecer esta tarde por La Plana, porque lo que también recuerdo perfectamente es que, además de un gran jugador, era un tipo divertidísimo. A ver si entre todos conseguimos que lo pueda volver a ser.

lunes, 9 de febrero de 2009

El máximo nivel de sus posibilidades

Nunca serán pocas las veces en que repitamos algo que en nuestro baloncesto en tantas ocasiones se pone a discusión (probablemente porque parece tan evidente…) que para que los jugadores exploten su talento y alcancen sus máximas o mejores posibilidades, es necesario que jueguen. Sobre todo los jóvenes, o aquellos que, no siéndolo ya estrictamente, tienen por delante un largo recorrido.

Curiosamente, algo en general tan complicado de ver aplicar por los entrenadores en el baloncesto profesional –cuando no excepcional-, lo predican desde siempre los técnicos de base, de formación.

Ya lo sacamos a colación semanas atrás. Pero vale la pena recordarlo cuando se da algún caso que lo propicie, como el que en las dos últimas semanas ha protagonizado en la Liga ACB Xavi Rey (21 años, 2.09), un jugador que ya destacó en nuestras selecciones inferiores y que ahora parece estar frente a su primera gran oportunidad. Y no precisamente en un momento fácil para su equipo, el Cajasol. A pesar de lo cual ha dado dos pequeñas muestras –esperemos que sólo las primeras- del que podría ser su verdadero potencial.

Y habando ya en general, ¿cuál será el verdadero potencial de un jugador cualquiera? Dependerá de varios factores, tanto propios (el trabajo individual, la actitud y el carácter) como ajenos (la confianza que se le dé, los minutos de juego y el empeño del club y el entrenador), e incluso también puede llegar a jugar la suerte.

El éxito final no se tendrá que medir porque haya salido un crack –de estos hay pocos y difícilmente se pueden fabricar- sino por el resultado de que todo jugador ha alcanzado o rozado el máximo nivel de sus posibilidades, sean de primero, segundo o tercer escalón.
Y ese éxito, sólo si juegan es posible conseguirlo.