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miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un 24 de agosto inolvidable

Ya lo podéis comprobar: a nadie le cabe la menor duda de que la gran final de los Juegos Olímpicos de Pekín, con la medalla de plata que conllevó, fue el Mejor Momento del año 2008 que en unas horas se va a consumir. Y lo fue no sólo por lo que significó de éxito deportivo -24 años después de aquella otra medalla de plata en Los Angeles- sino, sobre todo, por su efecto catalizador: de sensaciones, de emociones y de valores. Vale la pena leer las respuestas de los periodistas que han participado en nuestra encuesta.

El 24 de agosto de 2008 es ya inolvidable.

Personalmente, recuerdo que la noche anterior, al irse a dormir, mis dos hijas, que aún no habían cumplido los 10 y los 9 años, me obligaron a comprometerme a despertarlas a tiempo de ver el inicio del partido. No se lo querían perder, y no se lo perdieron. Y mi mujer no tuvo más remedio que sumarse a la fiesta, a las ocho de la mañana de aquel domingo, frente a la tele.

Georgina, mi hija mayor, se apasionó como yo. La pequeña, Ángela, incluso se hizo daño al golpearse la barbilla con la rodilla por querer protestar como protestaba yo por unos pasos no señalados a los estadounidenses…

Mi mujer no tardó en comprender –por cómo me veía a mí, por los mensajes que no dejaban de entrar en el móvil, por las llamadas que se iban acumulando durante los tiempos muertos…- que aquél no era un simple partido más que se podía perder o ganar. Se dio cuenta de que aquel partido estaba siendo Historia. Y que aunque todos celebramos al final la medalla de plata, nos quedó esa pizca de decepción por haber creído ver el oro tan tan cerca.

Pero eso fue el 24 de agosto, en caliente. "Es imposible sentirse más orgulloso", titulé lo que escribí aquel día en este blog, haciéndome eco de una de las frases que dejasteis vosotros en vuestros numerosos comentarios.

Ahora, cuatro meses después, al hacer el balance del año, lo recordamos como algo inolvidable. Y nos resistimos a aceptar que sea irrepetible. Es más: ya estamos empezando a soñar con la final de Londres 2012. ¿O no?

lunes, 29 de diciembre de 2008

Un año de ensueño

Es habitual cada año al acercarse el 31 de diciembre hacer un repaso de lo que han dado de sí los doce meses que se dejan atrás. Y al hacerlo nosotros desde la FEB nos damos cuenta de que, afortunadamente, ha sido un año de ensueño. Hemos vivido muchos grandes momentos, en lo deportivo, en lo social… Nuestro baloncesto puede pasar la página de este 2008 que se está agotando con satisfacción: se han conseguido muchos de los objetivos, y algunos de los mejores momentos –como la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín- no sólo pasarán a nuestra historia sino también a la del baloncesto mundial.

Ha sido el año, también, del 85 aniversario del nacimiento de la FEB, del mediáticamente impactante traspaso de Pau Gasol a los Lakers, del posterior crecimiento de la Familia ÑBA con Marc Gasol y Rudy Fernández, de las trepidantes finales a cuatro de las Adecco LEB en Cáceres, de la explosión popular que significó la primera edición del Tribasket, del ascenso del CAI Zaragoza después de doce años en las competiciones FEB, de la medalla de oro de la selección U16 femenina, del arranque de la carrera por conseguir la organización del Mundial del año 2014…

En estos días estamos repasando todos estos momentos, y seguro que ha habido algunos más, y estamos completando asimismo una gran encuesta para elegir el Mejor Momento del Baloncesto de 2008. En unas horas tendremos el resultado...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Michael Rutzgis, entre copa y copa

Lolo Sainz se ha encargado de recordar esta semana en Gigantes que si Sergio Scariolo se convierte finalmente en nuestro seleccionador no será el primer seleccionador extranjero de la historia de nuestro baloncesto sino el segundo. El primero, y hasta ahora único, fue Michael Rutzgis, un lituano nacionalizado estadounidense que primero fue jugador (y campeón de Europa con Lituania en 1939) y después entrenador en su país, en Francia y en España. Rutzgis dirigió a la Selección en 1950 y 1951, labor que compaginó con la de entrenador de la UD Huesca, y al dejar la Selección se incorporó como jugador-entrenador al Bazán de Ferrol.

Lo que ya no ha explicado Lolo es que, como entrenador, Rutzgis dejó escasa huella en la Selección. De hecho, en apenas dos años como seleccionador alcanzó más notoriedad por su afición a la bebida y a las decisiones estrafalarias que por sus conocimientos del juego.

Según explicó Justo Conde en su extraordinaria pero inacabada Historia de la Selección Española, tanto empinaba el codo Rutzgis antes, durante y después de entrenamientos y partidos, que un día, en las instalaciones del club barcelonés Laietà, en las que la Selección se había concentrado para preparar su participación en el pre Mundial de 1950, se tragó sin rechistar un buen mejunje. El responsable de la broma fue el entonces jugador Eduardo Kucharski, con la complicidad del resto del equipo, sabedor de la afición de Rutzgis a beber, en especial vino.

Como quiera que al finalizar cada entrenamiento Rutzgis se dirigía invariablemente al bar del club, en el que el camarero le preparaba un combinado a su gusto, a Kucharski se le ocurrió ponerle a prueba, y al combinado en cuestión le añadió medio vaso de vinagre. La sorpresa de todos los jugadores fue enorme cuando el entrenador, sin ni siquiera darle un vistazo al vaso, se bebió de un solo trago el peculiar combinado, tras lo cual, como si nada, se despidió de sus hombres hasta el día siguiente.

Pocas semanas después de ese episodio, con España clasificada ya para el Mundial, Rutzgis se descolgó, sin que nadie supiera bien por qué, con una inesperada, autoritaria e incomprensible exigencia: no quería en el equipo jugadores con bigote. Tan variopinta medida afectaba a tres seleccionados (Met Ferrando, Ignacio Pinedo y Domingo Bárcenas, todos ellos ya fallecidos) quienes no dudaron en pagar aquel curioso peaje, digamos que disciplinario, para poder participar en todo un Mundial, que además era el primero de la historia.

Años más tarde, Ferrando le confesó a Justo Conde las sospechas de los tres bigotudos de que la idea no había sido propiamente de Rutzgis sino de su compañero Kucharski, un bromista de nivel internacional. Y seleccionador años después…

Eso sí: a Rutzgis se le reconoce como el introductor en el baloncesto español, en aquellos lejanísimos años 50, del concepto de bloqueo. Aunque fuera entre copa y copa.

domingo, 30 de noviembre de 2008

De dobles y pasos

En las transmisiones televisivas de esta temporada de las primeras competiciones europeas, viene siendo habitual la repetición en cámara lenta de dos tipos de acciones: las consideradas más espectaculares y las que han generado algún tipo de duda sobre la señalización arbitral. Es en este segundo tipo de repeticiones en las que se puede comprobar, en numerosas ocasiones, hasta qué punto ha avanzado en nuestro baloncesto profesional la propensión a cometer dobles.

No significaría un problema si todas las violaciones de este tipo fueran sancionadas con convencimiento, y lo fueran desde principio de temporada. Pero no se sancionan convenientemente por la sencilla razón de que de un tiempo a esta parte se han convertido en acciones tan habituales, incluso podríamos decir que tan naturales, que cada vez cuesta más identificarlas y, sobre todo, identificarlas como lo que son: una violación. Que, además, otorga al jugador que la comete una evidente, e injusta, ventaja.

Estos dobles del siglo XXI los cometen sobre todo los bases cuando manejan el balón antes de poner en marcha el movimiento colectivo del ataque. Pero también los cometen muchos aleros en contraataque, y no pocos pívots cuando tratan de avanzar de espaldas al aro, con el balón controlado, y un defensor prácticamente cuerpo a cuerpo. En todos esos casos, la acción ofensiva del que comete dobles es muchísimo más difícil de defender que si no cometiera violación alguna. Representa, pues, una ventaja.

Esa lenta pero imparable asimilación de los dobles a una acción perfectamente reglamentaria es uno de los resultados del proceso de llegada al baloncesto europeo de cada vez más jugadores estadounidenses, muchos de ellos con pasaportes de países comunitarios –o simplemente europeos- que se suman a los que también están jugando aquí como extranjeros propiamente dichos. Años atrás también aterrizaban en nuestro baloncesto muchos jugadores USA, sí. Pero no tantos como ahora y, sobre todo, no tantos exteriores, en especial bases, como en la actualidad. Son los bases los que han importado al baloncesto europeo no sólo los famosos pasos de salida sino también ese hábito –mal hábito, según el Reglamento- de acompañar el balón, acomodarlo a la mano… Acciones que en muchos casos, cuando hay avance, suman a esta violación otra más: los pasos. Es en estos casos cuando más se identifica y se sanciona la violación, porque los pasos son visualmente bastante más evidentes. Pero los dobles no; los dobles no se ven siempre tanto.
De modo que el Reglamento ha quedado así de algún modo subvertido, no por su letra ni por su espíritu sino por el implacable avance de un hábito con el que se corre el peligro de que poco a poco, a ojos de los árbitros sobre todo, sea tan habitual y casi natural como lo es ahora, tanto, que ya no parezca antirreglamentario.

Ello, al margen de la influencia que pueda tener en partidos y resultados concretos, puede tener un efecto global y a medio y largo plazo mucho más nocivo: la subversión del aprendizaje de la técnica individual. Hasta hace poco, nuestros jugadores jóvenes eran los primeros en quejarse de los dobles que cometían los bases estadounidenses que tenían enfrente; pero ahora ya no entienden que se los señalen a ellos, aunque las imágenes de televisión evidencien que los han cometido.

Éste empieza a ser el problema de los dobles y los pasos que no se castigan: el baloncesto del futuro inmediato.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

"Que jueguen"

Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar, junto a miembros de nuestra área deportiva, en una reunión en la que básicamente se analizaron cuestiones relacionadas con el baloncesto de iniciación y minibasket, como preparación de unas jornadas de trabajo en FIBA Europa. Fue para mí una reunión interesantísima, en la que se iban planteando una cuestión tras otra, a cual más destacable.

Hasta que en un momento dado Josep Bordas, director del programa de Formación y Detección de talentos de la FEB en su vertiente masculina, dio en voz alta una sentencia de ésas que no se olvidan en años: “Lo fundamental es que jueguen, porque cuanto más se juega más se aprende”. Hablaba de formación, de niños y niñas que apenas están empezando; pero, ¿no es válida esta sentencia para cualquier edad y categoría? Yo creo que sí, y lo creo en base a tantos y tantos ejemplos de los que sin duda todos tenemos alguno, o varios, en mente.

Que jueguen. Así, sin más matices –aunque evidentemente los hay siempre-, se resumía la filosofía de aquel baloncesto yugoslavo de finales del siglo XX convertido en la mejor cantera de jugadores; la mejor del mundo en proporción a su materia prima y sus resultados; la primera cantera que exportó a la NBA no sólo jugadores sino también estrellas.

En 1984, en mi primer desplazamiento profesional a un partido de la entonces Copa de Europa, pasé una tarde en el pabellón en el que entrenaban los equipos de base del Bosna de Sarajevo, en aquellos tiempos uno de los equipos punteros del baloncesto plavi. Y allí me explicaron eso tan sencillo -pero a la vez tan complicado en función de las circunstancias- de dar a los jugadores minutos y minutos de juego. En Yugoslavia en aquella época, además, hasta una cierta edad a los jugadores ni siquiera se les corregía lo que en ortodoxia podían ser malos hábitos: en el tiro, en el pase, etc.

Que lo fundamental es que jueguen se puede comprobar simplemente analizando las estadísticas de cualquier jugador, comparando su rendimiento jugando 12 minutos de media (porque al entrendor no le convence) con su rendimiento cuando pasa a hacerlo 31 (porque, por ejemplo, un compañero de equipo se ha lesionado). Hay pocos jugadores que, en un supuesto como éste, no mejoren sus números, su rendimiento e incluso su calidad.

La cuestión en el baloncesto actual es casi siempre la diferencia entre el planteamiento que exige al jugador rendimiento para tener 31 minutos (jugando de 12 en 12, lo que es dificilísimo) y la otra forma de verlo: apostar por que el jugador sea mejor a base de darle minutos. Es evidente quién, dónde o cuándo está por lo primero, y quién, dónde y cuándo está por lo segundo. A mí simplemente me da la impresión, a tenor de las experiencias que podemos analizar, que los grandes jugadores han surgido siempre de las canteras que no se han limitado a exigirle “que trabaje” sino de las que además, y sobre todo, han apostado por “que juegue”. Si además alguien con tanta y tanta experiencia como Josep Bordas lo ve así, es que muy probablemente es así.

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Deporte o negocio?

“El pasado siempre está presente” (Benjamin Franklin)

Acabo de releer, unos cuantos años después, el texto de la intervención de Giorgios Vassilakopoulos (en aquel entonces presidente de la Federación Griega, aún no de FIBA Europa) en un debate en la Fundación Ferrándiz sobre el futuro del baloncesto europeo. Y me ha sorprendido sobremanera la plena vigencia de muchas de sus consideraciones de entonces. Da para reflexionar, y bastante.

Lo que deja en evidencia aquella reflexión en voz alta de hace siete años es que el baloncesto europeo ya entonces, en los albores de la actual Euroliga para situarnos, se debatía en lo que parece, como consideré en un post anterior, un largo proceso que tiene al baloncesto en perpetua (e inacabada) redefinición. En especial, el baloncesto de clubes. Y que se refleja fundamentalmente en el choque de dos planteamientos teóricamente irreconciliables: si estamos hablando de deporte o de negocio. Porque en realidad éste es el debate, un debate que a mi entender no queda más remedio que afrontar -como casi todos- desde un punto de vista histórico.

A partir de la pasada década de los años 80, el baloncesto europeo fue evolucionando en base a la progresiva profesionalización general de sus estructuras: de los clubes, de las ligas, de las federaciones... Y probablemente fue esta circunstancia la que poco a poco fue imbuyendo la idea de que el baloncesto profesional debía dejar de ser deporte para convertirse en negocio; aunque sea un negocio por definición inestable porque, por mucho que se intente obviar, al final casi todo depende o está en manos del resultado.

La virtud de aquel proceso, en una primera etapa que podríamos señalar desde aquellos inicios de los 80 hasta mediados de los 90, fue que el baloncesto fue adoptando formas de gestión empresarial –imprescindible cuando se mueven presupuestos elevados o cuanto menos respetables- pero sin renunciar a su esencia de deporte. Ni siquiera renunciar a ella cuando los viejos clubes se convirtieron en sociedades anónimas o formas jurídicas asimilables, según el país. Bajo esta filosofía, y aunque siempre quepan matices particulares, el avance en general del baloncesto en aquellos años fue incuestionable a todos los niveles: de jugadores, de clubes, de competiciones, de federaciones, de público, de patrocinadores, de audiencia televisiva y en medios de comunicación en general… De esta fórmula, que dio esos excelentes resultados, son ejemplares hoy por hoy las federaciones; en especial una tan dinámica e inconformista como la nuestra.

Es el que se intuye como siguiente paso -el de querer dar por superado el teórico pasado de deporte para plantearlo todo exclusivamente desde un punto de vista de negocio- el que no logra dar solución a esa perpetua redefinición, provoca conflictos y siembra dudas, y el que en definitiva hace que aquel análisis de Vassilakopoulos en 2001 parezca hecho ayer mismo.

El día en que quede obsoleto será un excelente noticia.

sábado, 18 de octubre de 2008

Un Salón de la Fama de todos

Como habréis podido seguir en las dos últimas semanas, hemos abierto en Radio FEB, con la ilusión de unos principiantes, dos nuevos programas monográficos que renovaremos cada semana en nuestra web pero que en realidad, al quedar asequibles de forma permanente, podréis escuchar cuando mejor os vaya. Pero escuchadlos; sólo con que os lo paséis la mitad de bien que nos lo pasamos nosotros realizándolos, os valdrá la pena.

La Pizarra radiofónica que ha puesto en marcha Miguel Panadés se va a convertir en un clásico imprescindible, ya lo veréis, para conocer de primera mano y voz propia la filosofía de nuestros entrenadores. Las primeras apariciones, de Paco García y Moncho Monsalve, han sido verdaderamente estelares; y la siguiente, de Ricard Casas, también promete el máximo interés. Incluso para quienes no sean entrenadores, pero sobre todo para los que lo son o los que lo quieren ser, La Pizarra de Radio FEB es una herramienta excepcional.

Por mi parte, he abierto un Salón de la Fama en versión audio, en el que tengo la intención de ir haciendo un repaso a los mejores momentos de la historia de nuestro baloncesto a través, por supuesto, de sus protagonistas. De momento he dialogado ya –más que entrevistado- con Epi (el hombre record de internacionalidades), Manolo Coloma (el entrenador de la selección femenina que en 1993 conquistó la primera medalla de oro oficial de la historia del baloncesto español) y a partir del próximo miércoles podréis escuchar el programa dedicado a Clifford Luyk, el pívot que con 2,03 revolucionó nuestro baloncesto –y la Selección- hace ya cuatro décadas. Está siendo un verdadero placer, un placer doble para un apasionado de la historia demás de apasionado del baloncesto.

Uno de los innumerables amigos que he ido haciendo en nuestro mundillo durante todos los años que llevo en esto me repite últimamente que, por filosofía, él no mira hacia atrás sino hacia delante. Yo, en cambio, siempre he pensado que para poder mirar hacia delante es necesario haberlo hecho también en algún momento hacia atrás. Porque pasado, presente y futuro (aunque Stephen Hawking lo explicaría muchísimo mejor) son en realidad lo mismo: simples etapas de un único recorrido que no puede explicarse ni comprenderse sin conocerlas todas.

Además, hablando con tipos como Epi, Coloma, Luyk y los que vendrán, se aprende. Muchísimo. Y a aprender no se puede renunciar nunca.

En definitiva, amigos: que me gustaría mucho que este Salón de la Fama de Radio FEB fuera no sólo el Salón de la Fama para todos sino sobre todo de todos.

lunes, 6 de octubre de 2008

Un futuro de cantera

Entre las muchas y variadas apreciaciones que hemos podido escuchar en las últimas semanas, en el debate finalmente abierto sobre el futuro de las competiciones europeas de clubes, ha destacado una pregunta más filosófica que deportiva: ¿quién formará los jugadores? No es la primera vez que en los últimos tiempos surge una preocupación de este calibre en el seno del baloncesto profesional, desde el que en varias ocasiones se ha lanzado además un mensaje como éste: “En Europa cada vez quedan menos jugadores de primer nivel”. ¿Es realmente así?

Es difícil asegurarlo. Lo indiscutible es que de Europa se siguen yendo un gran número de los mejores jugadores, y nosotros podemos dar fe de ello: esta temporada nos hemos quedado sin Rudy y sin Marc Gasol. Y también parece más que evidente que el regreso a Europa desde la NBA de jugadores de alto nivel, que este verano pareció durante unos días una auténtica fiebre, fue un fenómeno simplemente coyuntural. Más allá de los espectaculares casos de Garbajosa, Delfino y Childress, a caballo de las toneladas de dólares que hoy en día se mueven en Rusia (no sólo en su baloncesto) y la depreciación de la moneda USA, no podemos hablar de una tendencia real. A sabiendas, además, de que otros sonados retornos, como el de Juan Carlos Navarro, tiene asimismo connotaciones específicas.

Desde este punto de vista sí que en Europa cada vez quedan menos jugadores de primer nivel. Pero lo verdaderamente importante no es darse cuenta de ello y dejar constancia sino, en caso de considerarlo necesario, reaccionar, y hacerlo apuntando soluciones, marcando objetivos, para cuanto menos minimizar los efectos. Esto, y no otra cosa, es proyección de futuro.

En esta encrucijada de la historia reciente de nuestro baloncesto, al tiempo que las grandes estrellas de este continente dan el salto a la NBA, las plantillas de los equipos de primer nivel –y no sólo de primer nivel- se han ido nutriendo de jugadores estadounidenses con uno u otro pasaporte europeo en mayor medida que de jóvenes de aquí. Y no es ésta precisamente una de las mejores condiciones para combatir esas circunstancias sobre las que el propio baloncesto profesional –al menos, el de nuestro país- ha alertado de forma ya casi insistente.

Se ha de ser muy lanzado para visualizar cómo será realmente el baloncesto europeo en un futuro a medio -incluso a relativamente corto- plazo. Pero no se hace muy complicado entrever que su evolución y desarrollo, a todos los niveles, estará –de hecho, está ya- absolutamente sujeto a la cantera. A su fomento y cuidado, por supuesto, pero sobre todo a su aprovechamiento.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Antonio Maceiras, el sexto ÑBA de esta temporada

Pau Gasol, José Manuel Calderón, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Marc Gasol no van a ser los únicos españoles en nómina de la NBA esta temporada. En unos días se unirá al elenco ÑBA, si bien no en las pistas sino en lo que se dice “en los despachos”, el hasta hace un par de meses director general del fallecido Akasvayu de ACB.

Antonio Maceiras, quien además de su reciente labor ejecutiva en Girona atesora una enorme experiencia por su anterior etapa en el estómago de un club de grandes dimensiones internacionales como el FC Barcelona, firmará contrato como asesor/consultor de los San Antonio Spurs, una de las franquicias más consolidadas en el baloncesto profesional estadounidense pero con ciertas lagunas en su proyección exterior. Uno de los pasos en falso dados en los últimos años por los texanos fue el de dar por perdido a Luis Scola y traspasarlo a los Rockets, un error de bulto que los máximos dirigentes y los técnicos de los Spurs están dispuestos a no volver a cometer. Maceiras no será para los Spurs lo que llamamos un ojeador, de los que acostumbramos a encontrar en los grandes campeonatos europeos –nacionales o internacionales-, alguno de los cuales está afincado en nuestro país; como por ejemplo Kevin Wilson, actualmente scout en Europa de los New York Knicks, con residencia desde hace muchos años en una localidad a media hora de Barcelona. Circunstancialmente, Macerias podrá asesorar a los Spurs en esta materia –sobre jugadores interesantes-, pero su cometido irá mucho más allá.

El propio Maceiras me ha confirmado su nuevo rumbo profesional en Zaragoza, donde este sábado presenció en directo, a corta distancia de mi ubicación en el Príncipe Felipe, la primera jornada de la Supercopa ACB. Lo que no supo asegurarme a ciencia cierta es si se va a tratar del primer español no jugador de la historia en incorporarse profesionalmente a una franquicia de la NBA. Pero es más que probable que sea así. “Recuerdo que muchos años atrás Jacinto Castillo y Arturo Ortega tuvieron relación profesional con equipos de la NBA –me dijo-, pero creo que no pasó de cuestiones estrictamente deportivas”. Yo también he tratado de forzar mi memoria, y no logro tener computado a nadie más.

En fin, que a Maceiras sólo queda desearle suerte en su apasionante nueva etapa profesional. Es otro éxito de nuestro baloncesto que, además de en nuestros jugadores, la NBA se fije también en nuestros ejecutivos.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Un baloncesto en perpetua redefinición

Desde el primer momento ha carecido de tirón mediático. Apenas se le ha dado espacio en los medios de comunicación. Y más allá de unas iniciales o puntuales críticas, el debate ha sido y está siendo prácticamente inexistente a pesar de que se trata de una cuestión que puede marcar, al menos en parte, el desarrollo del baloncesto europeo en un futuro inmediato.

El actual proyecto de reestructuración de las condiciones deportivas de la Euroliga (que a día de hoy son en realidad dos proyectos: el de la propia Euroliga y el de la ULEB, organización de la que la Euroliga forma parte) acabará probablemente en un nuevo modelo de competición, más o menos consensuado. Pero al margen de cuál sea el resultado final de este proceso, lo que parece es que se trata de un capítulo más de la historia reciente de continua redefinición del baloncesto de clubes. En nuestro baloncesto, esta redefinición sí dio evidentes pasos adelante en la década de los años 1980; pero en Europa, en un proceso que arrancó casi 20 años después que el del baloncesto español, la redefinición sigue en proceso. Y por el momento sin consenso.

Personalmente me decepciona que algo así no sea capaz de arrancar un gran debate mediático y popular, y que lo poco que se haya discutido hasta ahora se limite a poner en tela de juicio el criterio de valoración de los votos de una asamblea o simplemente a argumentar a favor de uno u otro proyecto. Se está hablando ya incluso de detalles como si la Euroliga llegará a jugarse los fines de semana, cuando tengo la sensación de que siguen faltando respuestas a preguntas fundamentales.

La primera que a mí se me ocurre es por qué el baloncesto europeo de clubes considera que no puede seguir creciendo y desarrollándose bajo los mismos parámetros que sí funcionan en todos los demás deportes. Cada cual en su nivel, por supuesto, desde el todopoderoso fútbol al balonmano o el voleibol.

En cualquier caso hay que seguir atentos al proceso, a ver si unos u otros nos aportan los argumentos verdaderamente necesarios para un buen debate. Porque lo más importante, sobre todo si se pretende llegar al consenso, es buscarlo teniendo las ideas claras. Una existencia en perpetua redefinición sí dificulta el crecimiento y el desarrollo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Un empaque de elite

A apenas cuatro días del arranque de la temporada 2008-2009, la Adecco LEB nos ha dado una última muestra de su salud deportiva con el aterrizaje en Cáceres de Lucio Angulo, pero también con numerosos resultados de pretemporada, que han dado a los equipos de la categoría de Oro un empaque de elite.

Hasta seis victoria sobre equipos ACB: El Vic sobre el ViveMenorca (100-82), el Breogán sobre el Gruesa GBC (89-61), el Illescas sobre el Alta Gestión Fuenlabrada (74-67), el Lleida sobre el ViveMenorca (83-80), La Laguna sobre el Bruesa GBC (88-84) y el Tenerife sobre el Tau Cerámica (90-88), sin olvidar la victoria del bronce AD Molina sobre el Murcia (72-69). En pocos veranos se habían dado tantos resultados así, que reflejan sin duda –aunque con todos los matices de una pretemporada- que la línea de separación entre las dos grandes categorías del baloncesto español es cada vez más estrecha.

La temporada, por otro lado, empieza con el recuerdo aún presente de la gran fiesta que hace apenas unos meses vivimos en Cáceres con las tres Finales a Cuatro, y que a buen seguro volveremos a vivir en la ciudad que la acoja al final de esta campaña.

Está claro que para un grupo cada vez más amplio de equipos el gran objetivo es el ascenso. Pero las Adecco LEB tienen razón de ser en sí mismas, una importancia deportivo-social clave en la pirámide del baloncesto español. Sólo así se explica que, a pesar de haber perdido algún equipo, en general las tres categorías hayan logrado sobrevivir a la crisis de estos últimos meses, de la que no ha salido indemne ni siquiera la elite.

De modo que la LEB, tan viva como siempre, nos vuelve a prometer pasíón de principio a fin. A disfrutarla.

lunes, 8 de septiembre de 2008

El único modelo verdaderamente mediático

“Todos los mensajes que estoy recibiendo hablan de sentimientos y de emociones, más que de baloncesto”. Así me definía por teléfono desde Pekín nuestro director deportivo, Angel Palmi, los momentos de plena satisfacción histórica que estábamos viviendo tras la gran final de los Juegos Olímpicos. Y de eso, de sentimientos y emociones, están hechos los numerosos mensajes que a lo largo de las horas y los días posteriores fuimos recogiendo en esta página; y también con sentimientos y emociones se han escrito los muchísimos artículos que desde entonces hemos podido leer. De modo que si tantísima gente, si la gran mayoría de aficionados e incluso de profesionales, ha valorado la medalla de plata olímpica a partir de sentimientos y emociones, es que en el baloncesto los sentimientos y las emociones cuentan. Y no poco.

¿Es posible que esto suceda en pleno siglo XXI, cuando al parecer el mundo iba a ser definitivamente plano, sin fronteras ni identidades? Y si es posible, y real, ¿no será que el mundo no es definitivamente plano y que las identidades, lejos de haberse diluido, siguen siendo uno de los factores a partir de los cuales definir nuestra sociedad, y por tanto también el mundo del deporte, del baloncesto?

El baloncesto europeo con el que ahora convivimos durante toda la temporada es en gran medida fruto de un proceso iniciado hace ya década y media larga. Una de las premisas fundamentales de aquel proceso era la suposición de que la sociedad moderna no sabía ya –y cada vez sabría menos- de identidades. En base a ello, los clubes en general no vieron inconveniente alguno en ir transformando sus plantillas, de forma paulatina, en auténticos conglomerados de pasaportes. En apenas unos años, el baloncesto se extranjerizó –no sólo en nuestro país- porque, rezaba la teoría, “al aficionado no le preocupa que los jugadores sean españoles o extranjeros, lo que quiere es que sean buenos, los mejores posibles”.

Ahora ya tenemos la suficiente perspectiva como para poder afirmar con datos en la mano que no está claro que haya sido y sea así. Y aunque no es éste espacio ni momento para analizar a fondo las consecuencias del proceso que ha llevado hasta el baloncesto europeo de clubes de 2008 –en el que, además, se está debatiendo sobre el al parecer inminente cierre de una competición como la Euroliga-, no podemos pasar por alto la evidencia de que el deporte de selecciones, y el baloncesto en concreto, sigue provocando sentimientos y emociones, y que ello se traduce cada año, invariablemente, en los mejores índices de audiencia mediática; y no sólo aquí, porque del resto de países nos llegan datos, si no idénticos, sí muy similares. Dicho de otro modo: hoy por hoy, el único modelo de baloncesto en Europa verdaderamente mediático –o lo que es lo mismo: con real capacidad de negocio- es el baloncesto de selecciones. Que haya sido éste el único modelo inalterado en las últimas décadas puede no ser casual.

Es algo importantísimo a tener en cuenta, sobre todo en estos momentos en los que de nuevo se elucubra sobre esa hipotética NBA Europea o algún modelo más o menos asimilable, porque se podría acabar llegando a la conclusión de que la mejor competición posible de baloncesto en Europa sería una competición de selecciones. Con qué fórmula, con qué calendario, cómo se debería complementar con las ligas nacionales, las competiciones internacionales de clubes o la NBA, son cuestiones, como muchas otras que van sin duda a surgir, más que interesantes para empezar a debatir.

(Todavía con el eco de la medalla de plata resonándonos a todos, de sentimientos y emociones también hablaron los propios jugadores, los grandes protagonistas que dan verdaderamente mayor valor a esos conceptos. Pau Gasol: “Lo que siento jugando con la Selección no lo he sentido con ningún club”. Ricky Rubio: “La Selección es como una familia”. Jorge Garbajosa: “Esto no se puede acabar porque es maravilloso”)

martes, 2 de septiembre de 2008

No ha sido Aíto

Un apunte, sin más importancia que la anecdótica, pero para que quede constancia histórica, que la historia se ha de respetar siempre.
Aunque en estos últimos días hemos leído todos varios artículos asegurando que Aíto García Reneses ha sido el seleccionador más fugaz de la historia (Aíto el Breve, le ha llamado Iturriaga en El País), lo cierto es que no es así. Otros tres ex seleccionadores le superaron en brevedad.
El primero, Mariano Manent. El que fue primer seleccionador de la historia sólo dirigió cuatro partidos: el primero de la historia del equipo, el 15 de abril de 1935 en Madrid contra Portugal (de clasificación para el Europeo) y, tras la victoria que significó la clasificación, los tres del Europeo de ese mismo año, en Ginebra, unas semanas más tarde.
El segundo, Santiago Monerris. Fue seleccionador únicamente en un partido, el que el equipo jugó el 7 de marzo de 1943 en Toulouse, el primero después del largo paréntesis provocado por la guerra civil. Como eran otros tiempos, en ese partido Monerris no sólo fue el seleccionador español, también fue uno de los árbitros.
Y el tercero, Pedro Ferrándiz. El entrenador con mayor palmarés de la historia del baloncesto español, el hombre que lo ganó prácticamente todo al frente del Real Madrid, sólo ejerció de seleccionador en el verano de 1965 en el Eurobasket disputado en Tblisi (entonces Unión soviética, ahora Georgia), que España acabó en octava posición. “Fue un lunar en mi historial, un auténtico fracaso”, dijo años después el propio Ferrándiz.
De todo eso hace unos cuantos años, eran otros tiempos. Pero basta para que Aíto no pueda ser considerado el seleccionador más fugaz de la historia de España.
(De hecho, rizando un poco el rizo podría considerarse que este título se le debería otorgar al estadounidense Ed Jucker. Jucker firmó en 1965 un precontrato en el que se comprometió a hacerse cargo de la selección española a partir de 1967, pero no lo cumplió porque le llegó una oferta de los Cincinnati Royals (NBA) y la aceptó. Su decisión permitió que su suplente se mantuviera en el cargo… durante 26 años, 9 meses y un día. Era Antonio Díaz Miguel, claro)

domingo, 24 de agosto de 2008

"Es imposible sentirse más orgulloso"

“Es imposible sentirse más orgulloso. Felicidades a todos”.
“No es de plata, es de ORO”
“Gracias por vuestro trabajo”
“¡Cómo hemos disfrutado! Enhorabuena”
“Felicidades. ¡Cómo nos han hecho disfrutar!”
“Es impresionante, y el futuro aun mejor”
"Un partido inolvidable. Enhorabuena"
“¡Felicidades a todos!”
“Esto es fantástico”
“La ostia, toda España superorgullosa”
“Una plata que nos sabe a oro”
“Orgullosos de nuestro equipo, somos los campeones morales”
“Esto es un sueño”
“Ha sido de oro. Enhorabuena”

Lo que acabáis de leer son sólo unos cuantos de los incontables mensajes que en el momento de ponerme a escribir este post están llegando a mi teléfono. Hace muy poquito que ha acabado la final, nuestra Selección está a punto de subir al podio de Pekín, y amigos y conocidos, algunos desde China, la mayoría desde casa, nos están volviendo a demostrar que el baloncesto español es una familia y que hoy, frente al televisor, lo hemos sido más que nunca.
Desde el monasterio de Poio, en Vigo, un amigo me ha telefoneado en el descanso: “Estamos todos en el salón de la tele”.
Desde Badalona, cuando el triple de Rudy que nos ha puesto a sólo dos puntos, me dicen: “Oigo gritos por todo el barrio”.
Desde...
¿Habrá superado esto de hoy a lo de Los Angeles? Es muy probable que sí. Y como ha dicho uno de estos días creo que Corbalán, a aquellos héroes del 84, y también a quienes lo vivimos como alucinados, les han quitado ya un peso histórico de encima. Ahora no tenemos ya sólo una plata para recordar siempre sino dos.
Y tres apuntes de urgencia:
1. GANADORES. Lo hemos tenido claro desde el principio, desde hace años en realidad: somos ganadores. Estamos satisfechos de la plata, orgullosísimos del la final, nos sabe a gloria… pero a los jugadores más que a nadie esta derrota les ha dado rabia. Y a todos detrás de ellos, por supuesto. Esta es la gran diferencia entre Los Angeles y Pekín. Entonces era imposible, hoy lo hemos visto posible, no sólo cuando Rudy ha puesto el marcador a dos sino incluso estando 9 abajo. Todos sabíamos que esta Selección no iba a darlo por perdido ni siquiera en el último segundo. Y así ha sido. Nuestro agradecimiento no llegará a ser nunca el que merecen.
2. ¡¡¡¡PASOOOOOOS!!!! No me lo pude callar antes del partido de la primera fase y después, con el tiempo, ha acabado siendo un clamor. Hay quien incluso ha colgado videos de denuncia en internet, como el inquieto entrenador del Cáceres, Piti Hurtado. Y es que échenle cuentas: nos hemos quedado a 11 puntos y Kobe y compañía han sumado al menos 12 tras haber cometido unos pasos reglamentariamente flagrantes.
3. ¿CICLO?, ¿QUÉ CICLO? Rechazo absolutamente que se hable de que se cierra un círculo o se acaba un ciclo. ¿Que puede haber alguna baja puntual en los próximos años? Pues ya se verá. Pero esto no es un simple ciclo: el ejemplo de este Equipo, en todos los sentidos, lo vamos a heredar.
De modo que no se vayan, que aquí no se ha acabado nada, amigos.

sábado, 23 de agosto de 2008

Una final bajo presión, por supuesto

Quien se conforme con la medalla de plata es que no conoce a nuestra Selección; quien crea que este Equipo va a salir a jugar la final olímpica de Pekín sin presión, está del todo equivocado. Porque esto es precisamente lo que quieren Pau y compañía: presión. Presión por estar luchando por lo máximo, y este domingo lo máximo es la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de 2008. de modo que, por supuesto que va a ser una final bajo presión.
Y no es de ilusos ni de simples soñadores tener ya hoy mismo la sospecha de que el partido contra Estados Unidos no se va a parece en nada al de la primera fase. De entrada, ya en el salto inicial, se podrá comprobar una diferencia fundamental: con el 0-0 en el marcador a España sólo le servirá la victoria. Como no podíamos esperar otra cosa, los jugadores ya han avisado de que no renuncian a nada; y Aíto estará a estas horas probablemente preparando sorpresas tácticas, y tras el bocinazo final de la semi contra Lituania ya se atrevió a pedir públicamente que a LeBron, Wade y compañía les piten los pasos.
No es nada nuevo, no es euforia inconsistente, es la pura evidencia: nuestra Selección es un Equipo grande, y lo seguirá siendo, porque su ambición es ilimitada. Y, además, la corroboran los hechos, los resultados, los éxitos, las medallas.
De la medalla con que nos volveremos de China hay muchísimas cosas por destacar, y ya tendremos tiempo de hacerlo. Pero nadie puede pasar por alto un emocionado recuerdo a dos de los héroes de 1984 que no pueden celebrarlo con todos nosotros: Antonio Díaz Miguel y Fernando Martín. Por ello, y por muchísimos más, esta España va a salir a ganar la final. A toda presión.
Que nadie lo dude.

viernes, 22 de agosto de 2008

Y lo bueno es que ahora… ¡queremos el oro!

Como dice Miguel Panadés en su último post, apenas unos minutos antes de éste, de repente me he sentido 24 años más joven, porque como mínimo repetimos plata, aquella plata que en 1984 nos hizo sentirnos grandes, muy grandes, tan grandes como esta Selección que nos acaba de dar otra lección, una más y no será la última, de espíritu, calidad, sacrificio y colectividad. Hemos conseguido la medalla de plata, el domingo vamos a participar en el mejor partido de baloncesto de los últimos 20 años (¡incluida la NBA!) y lo mejor de todo es que ahora… ¡queremos el oro!
Porque ésta va a ser la diferencia fundamental entre aquella final de hace 25 años en Los Angeles y la de este domingo en Pekín: que en 1984 aguantamos hasta las tantas sabiendo de antemano que íbamos a perder, y no por diez o doce, y que ahora, aun y sabiendo que es dificilísimo ganar, nos vamos a plantar delante de la tele a las 8 y media de la mañana con la voluntad de luchar por la victoria. No importa quién tengamos enfrente. Por eso, porque esta final la va a luchar nuestro Equipo independientemente del -37 que tanto nos escoció hace unos días, no es que nos sintamos 24 años más jóvenes: es que lo somos.
Personalmente, hace ya un par de horas que ha acabado la semifinal y sigo recibiendo mensajes de correo electrónico y por teléfono de amigos, colegas y conocidos, como hace dos años, felicitándome. Algunos de estos mensajes, verdaderamente emotivos, francamente especiales, de aquellos que no voy a borrar nunca. Si hasta hace unos meses ya era fantástico sentirse partícipe de algo tan maravilloso como es un éxito de nuestro baloncesto, celebrarlo formando parte del extraordinario equipo de esta FEB lo es aún más.
Felicidades a todos por el incomparable regalo que significa una final olímpica. Y no lo olvidéis: vamos a luchar por el oro. ¡Faltaría más!

jueves, 21 de agosto de 2008

La indiscutible mentalidad ganadora (II)

Hombre: hasta cierto punto es humano (y sobre todo, muy nuestro) empezarle a buscar los tres pies al gato por el hecho de tener que ganar un partido en la prórroga, caer en otro por -37 y no ganar todos los demás por 40. Pero afortunadamente no hay nada mejor que una victoria importante para que quien más quien menos pase la página y se sume no ya al optimismo por el optimismo sino a la evidencia de que esta Selección puede verse en algún momento encallada, pero nunca derrotada. Ni mucho menos por la presión.
Como no podía ser de otra forma, su indiscutible mentalidad ganadora salió a relucir en todo su esplendor en el cruce de cuartos contra Croacia. Afrontar ese partido con dudas y temores era no conocer a nuestros jugadores. Por supuesto que los rivales también juegan, por supuesto que un mal día lo puede tener cualquiera; pero este equipo se ha ganado de forma sobrada el derecho a no generar dudas: siempre lo es, absolutamente siempre. Y nunca falla, ni nunca nos va a fallar.
Para la histórica semifinal contra Lituania vale prácticamente todo lo dicho antes del partido contra los croatas, de forma muy especial esta vez la importancia del mejor inicio posible. Recuerden: marcar el ritmo propio o impedir que el rival maque el suyo, encontrarse cómodo en cancha desde el principio. Y eso se consigue con algo en lo que nuestros jugadores son insuperables: una total concentración. Frente a los lituanos, además, lo más importante en defensa será probablemente, al menos en teoría, evitar sus triples. Las opciones de victoria de Jasikevicius y compañía suelen oscilar casi siempre en función de sus puntos desde más allá de los 6,25. Pero en este frente podemos estar también relativamente tranquilos: la defensa del perímetro de Croacia fue durante muchos minutos –en especial en el arranque- de libro.
En la semifinal, además, independientemente de que al final Calderón esté o no disponible, sospecho que:
1: Aíto puede sorprender con el cinco inicial y con cambios defensivos a lo largo de los 40 minutos, algo en lo que no se ha prodigado ni contra Angola ni contra Croacia.
Y 2: Navarro volverá a ser Navarro.
Este equipo está hecho para jugar estos partidos, y el viernes lo va a volver a demostrar. Que nadie lo dude.

martes, 19 de agosto de 2008

La indiscutible mentalidad ganadora

Será más o menos justo, pero es así desde siempre y además en una competición tan corta tiene su lógica: la recta final son partidos a vida o muerte, y en especial el primero, el cruce de cuartos, es un mundo en sí mismo independientemente de lo que haya sucedido en la fase o las fases anteriores. Una victoria te coloca a un paso de la gloria, una derrota te despeña. Pero si a lo largo de los cinco partidos de la primera fase hemos sido todos más o menos sinceros al no esconder que nos habría gustado ver en acción una Selección con más chispa (o cuanto menos, con más minutos de juego con chispa), hemos de serlo ahora y reconocer que hace diez días habríamos firmado llegar a cuartos de final con Croacia enfrente.
No porque los croatas vayan a ser un rival sencillo de superar, ni muchísimo menos, pero sí porque pese a la calidad individual y experiencia de muchos de sus jugadores, en eso, en calidad individual y experiencia, como en otras cualidades, no están por encima de nuestro equipo. Para entendernos, Croacia afronta el partido tal y como antes los afrontábamos nosotros frente a uno de los favoritos: sabiendo que son inferiores pero convencidos de que tiene opciones de sorprender. Eso les hace doblemente peligrosos, sí, pero no les convierte de un plumazo en un equipo mejor. España sigue siendo mejor que Croacia.
Y lo más importantes es que nuestros jugadores están decididos a demostrarlo. Como siempre. Hasta ahora se habrá jugado con más o menos brillantez, se estará más o menos adaptado a las novedades tácticas / estratégicas, habrán pesado más o menos los problemillas físicos de varios jugadores, pero lo que no ha cambiado ni un ápice es la indiscutible mentalidad ganadora del grupo, como equipo y jugador por jugador. La cuestión estriba en cómo reproducirla.
INICIO IMPORTANTÍSIMO. Lo son siempre, pero en 40 minutos de todo o nada lo son mucho más: los primeros minutos. Scariolo lo apunta en su análisis de hoy, y estoy totalmente de acuerdo. No se trata necesariamente de empezar con un 9-0 (aunque es lo ideal, por supuesto) sino de marcar el ritmo propio o impedir que el rival maque el suyo. En definitiva: de encontrarse cómodo desde el principio. Para ello es básico que los cinco jugadores que empiecen el partido lo hagan con la máxima concentración (algo que está garantizado) y que además les acompañe el acierto. Por ejemplo, que Navarro meta su primer tiro.
EL FACTOR PRKACIN. No es el mejor jugador croata, de hecho es el segundo de su equipo que menos minutos ha jugado en la primera fase, pero es su cuarto anotador (sólo 8 puntos menos que Tomas) y su presencia en cancha es siempre incómoda para rivales con jugadores más altos, fuertes y técnicos. El veterano Prkacin es, además, un jugador capaz de forzar el mal rollo. Será importantísimo no seguírselo…
Y LA CONFIANZA. Afortunadamente, parece que nos sobra. No hace falta más que leer a los columnistas de estos días en nuestra prensa, incluido el ex seleccionador: están convencidos de que esta Selección va a dar la medida… sencillamente porque la situación lo requiere. La confianza en el equipo y en su capacidad competitiva es total. Y Juan Antonio Corbalán, por ejemplo, recuerda que “cuando jugamos (a alto nivel, se entiende) somos un rodillo”. Grecia, China, Alemania y Angola lo han sufrido en sus propias carnes.

En definitiva: lo tenemos todo para poder celebrar el pase a las semifinales del viernes y seguir soñando con la gran final. Que es a donde sin duda merece llegar, como mínimo, este equipo. Pogamos los despertadores a la hora, que este miércoles toca madrugar, y sospecho que va a valer mucho la pena.

¡QUÉ PENA! Aunque para pena, la de las chicas. ¡Han tenido las semifinales tan a tiro...! Tener a Rusia nada menos que 18 puntos abajo sólo está al alcance de los equipos con orgullo, personalidad y calidad colectiva. Las chicas de Evaristo disponen de todo ello, pero esto es un deporte y no siempre es suficiente. El esfuerzo realizado en los tres primeros cuartos frente a las rusas, con un resultado espectacular, les ha acabado pasando factura. Ha sido un mazazo, claro, pero son precisamente los equipos con orgullo, personalidad y calidad colectiva los que saben sobreponerse y volver a luchar. ¡Animo, chicas!

domingo, 17 de agosto de 2008

La Selección que todos anhelamos volver a ver

Con unas horas más de reflexión y habiendo podido escuchar y leer el análisis de técnicos y expertos, y también de intentar interpretar qué hay debajo de las declaraciones de los nuestros, si sólo rabia o algún atisbo de desconfianza, creo que la página de la abultadísima derrota a manos de Estados Unidos puede pasarse de tres formas diferentes. Pesimista: el equipo no va a tener tiempo de reaccionar, no hay nada que hacer, todo está perdido. Optimista: lo hicieron todo adrede pensando en la final pero a partir del cruce con Croacia va a resurgir nuestra gran selección. O realista: perder por 37 puntos escuece y hasta se puede pensar que lo lógico es que sea síntoma de que algo falla, pero a la postre todo está igual y lo único importante a partir de ahora es estar absolutamente preparados para lo de siempre: ganar el primer cruce.
Yo, como intento hacer prácticamente siempre, opto por lo realista.
Lo que no quiere decir que, a estas alturas, no podamos estar algo decepcionados por la evidencia de que el equipo no ha acabado de encontrar su estilo y su espíritu; en definitiva: su personalidad. Y no es la presión, que a estos jugadores la presión no les puede ni les va a poder nunca, sino que todavía no han conseguido sentirse cómodos. Puede que por motivos tácticos, por razones físicas o por cualquier otro factor; pero aún no lo ha conseguido. Ahora bien:no nos quepa la menor duda de que va a luchar por conseguirlo hasta el último segundo de su último partido.
A veces, un equipo de la calidad de nuestra Selección que no está rindiendo al nivel que quiere –y que además es consciente de ello- puede recuperar sus mejores sensaciones en sólo 20 ó 30 minutos; porque el nivel de sus jugadores es sencillamente extraordinario. Sólo hace falta eso: una pequeña racha que ayude a todos a acomodarse en la pista y en la competición.
MINUTOS DE ENSUEÑO. Y eso no sólo no es imposible sino que en los tres primeros partidos vivimos bastantes de esos minutos de ensueño: contra Grecia, aquel parcial 15-2 tras el descanso, con un ataque espectacular y una defensa impresionante; frente a China, con el no menos espectacular 38-14 de los últimos minutos del último cuarto y la prórroga; y frente a Alemania, aquel 17-0 en cinco minutos, a caballo de los dos tiempos.
Dicho de otro modo: aunque nos pese ese -37 (porque sí y además porque es lo más reciente) y en general al equipo le haya faltado continuidad, esta Selección ya ha conseguido exhibir en Pekín lo mejor de su repertorio. No necesita recuperar nada porque no lo ha perdido. Eso sí: a todos nos habría gustado disfrutarlo durante más minutos.
EL SOBREESFUERZO FINAL. ¿Puede ser el partido contra Angola propicio para volver a tener las mejores sensaciones? Puede. Pero el importante, no hace falta decirlo, es el del miércoles frente a Croacia. Y a cuatro días vista, de lo único que podemos estar seguros es de que el equipo va a hacer el sobreesfuerzo final que se requiere para llegar a donde quiere y merece llegar. Por lo que podemos apostar es por que si supera a Croacia –y no hay ningún argumento de verdadero peso para temer que no sea así-, a la final llegará la Selección que estamos todos anhelando volver a ver.
En realidad, algo parecido ocurrió en Los Angeles hace 24 años: la primer pase la empezamos sufriendo contra Canadá casi tanto como ahora hemos sufrido contra China, y Estados Unidos nos dio un repaso (-33). Pero aquellos Juegos acabaron siendo históricos en muchísimos sentidos. Así que: ¿por qué no puede pasar lo mismo en Pekín?

PD: por cierto, que está claro que como analista previo de claves de partidos no voy a poder ganarme la vida, pero nadie me podrá negar que LeBron, Wade y compañía, sumaron unos buenos 10 ó 12 puntos en acciones tras haber cometido pasos…

viernes, 15 de agosto de 2008

El Partido del Siglo y los pasos (no sólo de salida)

En este mismo mundo pero en otro planeta, el del fútbol, el España-Estados Unidos de este sábado en Pekín ya habría sido calificado, hace días, como El Partido del Siglo. Es cierto que hoy por hoy, en el gran baloncesto mediático de selecciones, pocos enfrentamientos más pueden alcanzar una calificación similar. Pero nosotros somos mucho más puristas, y para ser El Partido del Siglo hace falta que haya no algo sino mucho en juego. Y este sábado, de momento, no lo habrá, más allá, se supone, del primer puesto del grupo.
Lo que no quiere decir que no sea un partido importante: todos lo son, y éste especialmente entre otras cosas porque puede alcanzar unos registros de audiencia históricos. Y al fin y al cabo es inútil preguntarse si debemos salir a ganar o a reservar fuerzas, porque la respuesta de nuestros jugadores es irrebatible: no saben jugar pachangas. Otra cosa es que no sólo los jugadores sino también Aíto, como cualquier otro entrenador con experiencia, sepan que por si conseguimos volvernos a enfrentar a Kobe y compañía antes de regresar a casa (lo que sólo es ya posible si es en la final) no estaría mal guardarse algún recurso táctico en la recámara. Esto quiere decir que mañana el equipo saldrá a jugar a ganar, pero no necesariamente lo hará con el mismo planteamiento con el que se podría salir a ganar la final contra el mismo rival.
También podemos plantear factores no deportivos sino mentales. Si mañana España gana y los dos equipos se vuelven a encontrar en la final, ¿se lo tomarían los USA tan a pecho a modo de revancha que serían imparables? O al contrario: si mañana nos ganan, incluso con comodidad, ¿encararían la final con tanta confianza que les acabaríamos superando? En estas materias, elucubrar es fácil; pero no hay respuesta matemática posible.
En cualquier caso, es también muy difícil jugar sin tener presente que dentro de una semana el duelo se puede volver a repetir, con la medalla de oro en juego. De ahí que estoy convencido de que Aíto lo tendrá en cuenta. Lo que sabremos mañana es cómo.
¿SON INVENCIBLES? La pregunta que se hace la inmensa mayoría de los seguidores españoles en estos momentos es si esta selección de jugadores estadounidenses de la NBA es invencible. No es fácil responder por el simple hecho de que es la primera vez que está en acción y en su confección se ha modificado en un 50% la composición del equipo que hace dos años fracasó en Japón, además con la inclusión –nada anecdótica, por cierto- de Kobe Bryant. Pero lo que sí está del todo constatado de un tiempo a esta parte es que entre nuestro baloncesto y el suyo no hay prácticamente más distancia que la inevitable del físico, y tampoco ésta es tampoco lo que era.
Dicho de otro modo: a Estados Unidos se le puede superar. Sobre todo, al menos en teoría, en el enfrentamiento táctico. Y aunque sólo sea por las más recientes experiencias. Porque no podemos olvidar que tanto en Indianápolis como en Atenas como en Japón, quien más quien menos veía derrotarles como una empresa imposible. Y no lo fue, y no en una sino en varias ocasiones.
LA CLAVE. Es una pregunta que no falta nunca en las horas previas a un partido, sobre todo si es un gran partido: ¿cuál será la clave? Los entrenadores, a los que no gustan nada las preguntas tópicas a pesar de que la inmensa mayoría de sus respuestas también lo son, suelen manejar dos interpretaciones. Una: no hay una sola clave sino varias y variadas. Y dos: la clave estará en los pequeños detalles. Pues por esta vez yo me apunto a la segunda versión, y la reduzco además a un solo pequeño detalle: gran parte del resultado dependerá de si los árbitros aplican o no el Reglamento FIBA y sancionan o no a los estadounidenses con los pasos que, aunque aparentemente no lo parezca, tanta ventaja otorgan en el baloncesto actual.Todo lo cual, por supuesto, con el deseo de que la próxima semana sí podamos hablar de El Partido del Siglo: la final de estos Juegos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Análisis de los analistas

Bien, pues yo he trasnochado. Y aquí estoy, a las cuatro de la madrugada casi, en el descanso con 39-36 tras el triplazo de Rudy, acabando de repasar a los ilustres comentaristas que en las páginas de los periódicos españoles aportan su visión de columnistas. Como quiera que en las ediciones de este jueves no les vamos a leer, nos da tiempo a analizar sus opiniones tras la sufrida victoria sobre China. Hay de todo, pero en general se coincide en el susto que significó ver a la Selección 15 abajo y en que hay que aprender la lección.
Pepe Laso, sincero. Como siempre, va de frente. Es el único que reconoce que en caso de haber perdido lo vería bastante negro, pero ahora cifra las aspiraciones españolas sólo en la medalla de plata. Afortunadamente, los jugadores no están de acuerdo.
Tello, clásico. El experto Martín Tello se conforma con destacar el carácter del equipo, un clásico, sin meterse en más berenjenales. Estoy de acuerdo con él: el carácter es una de las señas de identidad de este equipo.
Solozábal apunta. El ex base internacional también destaca la épica, pero es el único que además apunta a la defensa de China con excesivos contactos y a la permisividad arbitral en este aspecto. También totalmente de acuerdo: fue otro factor que tuvo su papel.
Scariolo, técnico. Como acostumbra, el ex entrenador del Unicaja realiza un análisis meticuloso de lo que fue el juego de ambos equipos, y destaca sobre todas las circunstancias el partidazo de Pau tras no haber parecido, hasta el martes, verdaderamente enchufado en el equipo. También lo habría firmado.
Pepu, filósofo. El ex seleccionador tira por cuestiones conceptuales y acaba reconociendo que España ganó a China por confianza y que las próximas victorias sean por estilo y por generosidad. Me sobran los matices: ¿por qué no ganar siempre por confianza?
Llorente, positivo. El otro ex de Los Angeles prefiere verlo por el lado absolutamente positivo: explica el espectacular triunfo sobre los chinos por la batería de recursos del equipo de Aíto, superiores a los de los anfitriones. Sí a todo.
Salaner, crítico. Se descanta por criticar a Aíto, sosteniendo que se pasaron tantos apuros, al borde de la derrota, por la excesiva rotación ya en el primer cuarto. Algo exagerado, quizás.

Como añadido propio a todas estas consideraciones, creo que cabe no olvidar algo importantísimo y que en definitiva es el origen del posible exceso de confianza con el que la Selección afrontó el partido: sólo hay dos o como mucho tres equipos en todo el mundo que puedan llegar a cometer el pecadillo de creer que van a ganar con facilidad, y uno de ellos sin lugar a dudas es este equipo. Todos querrían serlo. De modo que ojalá nos veamos muchísimos años más en estas tesituras.
En fin: esto se ha acabado: 72-59. Tres de tres, pues. Buenas noches, amigos. Mañana más.

Contra Alemania, a la 03:00: ¿madrugamos o trasnochamos?

El tercer partido de la selección masculina en Pekín tiene trampa horaria: si jugadores y técnicos van a tener que afrontar la dificultad que les puede representar jugar a un horario tan poco habitual como las 9 de la mañana, nosotros aquí en casa nos hallamos ante otro dilema: ¿madrugamos o trasnochamos? Tratamos de aguantar hasta las 3 de la madrugada aunque se nos cierren los ojos, o nos vamos como si nada a la cama y ponemos el despertador sabiendo de antemano lo mucho que nos va a costar levantarnos?
Vamos a ver si nos ponemos todos de acuerdo. Al menos, a ver quién convence a quién. Espero vuestros comentarios.

martes, 12 de agosto de 2008

Marc bronce, Ricky oro

Esteve Rubio y su mujer, Tona, llegaron a casa ayer lunes sobre las seis de la tarde, procedentes de Riga, con la medalla de bronce del Europeo U20 colgada del cuello de su hijo mayor, Marc. No la vivió la familia Rubio al completo porque el mediano, Ricky, está en Pekín; y la pequeña, Laia, participa en las jornadas de Detección de Talentos de la FEB en Santa Maria de Collell. No hay otra familia con una agenda baloncestística de este verano tan cargada. Y en unos días, este mismo viernes, vuelan hacia China para sentir en directo la recta final del debut olímpico de Ricky.
“Estamos lógicamente muy contentos –me dice Esteve, todavía con las maletas en la mano-. Sólo nos ha sobrado la apendicitis de Rabaseda”. Los padres de los Rubio están inevitablemente pendientes de sus tres frentes. El día de la ceremonia inaugural de los Juegos recibieron la llamada de Ricky desde Pekín. “Esto es impresionante, nos decía, estaba alucinado. Y nosotros encantados, claro”. Satisfacción doble, porque Marc, además de haber participado en la consecución del bronce europeo U20, ha sido un jugador importante en el equipo, su aportación fue decisiva en varios partidos, en especial contra Rusia, en el que España remontó nada menos que 18 puntos de desventaja.
“La última vez que Marc ganó un bronce, Ricky ganó el oro…”, me recuerda Esteve. Fue en 2006. Marc en el Europeo U18 y Ricky en el U16. Me lo dice casi en voz baja, como aquel que dice que no cree en estas cosas, pero…

UNA LECCIÓN DE SUFRIMIENTO, NADA MÁS. Claro que me lo dijo, y lo se lo jaleé, antes de sufrir como acabamos de sufrir frente a China. Lo dificilísimo que ha sido doblegar a los anfitriones nos tiene que servir de lección, para contener, aunque sea un poquito, nuestra lógica propensión a dar por ganados prácticamente todos los partidos. Por lo que a mí respecta, lo reconozco sin excusas: “Ganaremos de 20”, le he dicho apenas una hora antes de empezar a un amigo con el que me he cruzado al volver de comprar el pan. Lo que me viene a recordar que la experiencia puede no ser siempre un grado.
Ahora bien: hemos ganado, y no de uno, de dos ni de tres sino de 10. Dicho de otro modo: teniendo que remontar, sufriendo, con errores, sí, pero el resultado ha sido el mismo. Incluso mejor, porque los 8 o 9 últimos minutos han sido para disfrutarlos, para enganchar, lo que antes decíamos para hacer afición. Así que: contengamos algo nuestra euforia, pero que nadie caiga ahora en la depresiva actitud de empezar a buscarle a este equipo peros y defectos. Sus virtudes siguen siendo muchas más, y probablemente mejores, porque ganar un partido como el de hoy sólo está al alcance de los equipos grandes. Y en esto estamos hoy igual que ayer: esta Selección lo es. Ha sido una lección de sufrimiento, nada más que eso.
De lo que han hecho Ricky, Pau, Rudy, Marc… ya hablaremos.

lunes, 11 de agosto de 2008

Con otros jugadores sería muy difícil

Hace falta sólo repasar la valoración de técnicos y expertos tras la victoria sobre Grecia para comprobar que esta Selección no sólo sigue despertando admiración por sus cualidades deportivas individuales sino también, y quizás sobre todo, por sus virtudes como eso, como equipo. Que el reconocimiento de este extraordinario nivel lo exhiban campeonato sí, campeonato también, no tiene por qué interpretarse como un menosprecio al trabajo del entrenador de turno.
Aíto, que acumula en sus espaldas una experiencia que le permite prescindir ya de muchas de estas preocupaciones digamos filosóficas, lo ha tenido claro desde el principio. Y aunque su nivel de exigencia va a ir probablemente en aumento, y no ha sido precisamente tibio desde el comienzo de la concentración, creo que nunca en las tres décadas en las que he seguido profesionalmente su trayectoria le había oído repartir a sus jugadores tantos piropos concatenados como en este mes y medio que lleva al frente de la Selección. Dicho todo de otro modo: con otros jugadores sería muy difícil conseguir lo que estamos consiguiendo, incluidos los éxitos de audiencia televisiva, que cada año por estas fechas marcan los records de nuestro deporte, por encima de los grandes acontecimientos del baloncesto de clubs. Y a Aíto no se le escapa.
LA ROTACIÓN. Hay un dato que deja patente la calidad de este grupo, y no es otro que la no fácil de asimilar crudeza de la rotación. Fue de lo primero que avisó Aíto en Madrid al presentarse como seleccionador. Contra Grecia, salvo los únicos 5 minutos de Raúl, ya jugó con doce. “No es fácil jugar con doce”, me advierte un entrenador de elite. No debe serlo, por supuesto, pero con este equipo todo es un poco menos difícil. O más posible. El partido contra China será otra buena oportunidad de comprobarlo, seguro.
¡Y OLVÍDENSE DE LA PRESIÓN! Pero si nuestro equipo despierta admiración, también ofrece confianza, la máxima. Por eso queda fuera de lugar, como comenté ayer, perder el tiempo valorando los efectos, buenos, malos o regulares, que les pueda conllevar la presión. Si algo ha dejado clarísimo este equipo en su exitoso ciclo de los últimos años es que no entiende de presiones. Podrá ganar (casi siempre) o perder (muy poco), pero será por razones exclusivamente deportivas, no porque les tiemblen las piernas. ¿O no?

domingo, 10 de agosto de 2008

Tarjeta de visita

No es fácil jugar un primer partido de alta competición al mejor ritmo, y la Selección lo hizo con ciertos y lógicos altibajos. Pero lo que todo gran equipo demuestra desde el primer salto inicial es su mayor mentalidad, su total concentración. Es lo que esperábamos, y eso ha sido lo que nos han brindado, desde un inconmensurable Carlos Jiménez hasta el debutante Ricky frente a un rival aspirante también a todo pero al que sus recursos y muchas virtudes sólo le dan hoy por hoy, como a otros, para poder complicarnos las cosas. Y no en todo momento.
Frente a nuestro histórico Dream Team, hasta Grecia, subcampeona del mundo hace dos años y campeona de Europa hace tres, se puede ver empequeñecida. En algunas fases del partido incluso dio la sensación de que jugaba mejor, más en equipo; pero estaba cinco, seis o siete puntos abajo.
Ganar a los griegos a las primeras de cambio por 15 (que pudieron ser 25 sin algún despiste final) es toda una tarjeta de visita de un equipo que traduce como nadie en la pista lo que dice también como nadie frente a los micrófonos: que sólo le valen los objetivos máximos.
El próximo en sufrirlo será Yao Ming, ya lo veréis.

sábado, 9 de agosto de 2008

Mejor inicio, imposible

El arranque de los Juegos ha sido espectacular. Una lástima, pero espectacular. Las chicas de Evaristo han dado otra exhibición de espíritu frente a las anfitrionas. Ha sido uno de esos partidos en los que da la sensación de que si hubiera durado dos o tres minutos más, le habrían dado la vuelta. Pero no ha sido así y no queda más que seguir luchando, algo que, desde luego, estas chicas nos tienen del todo garantizado.
Y tras las chicas, los chicos. Un verdadero partidazo con un rival siempre competitivo y con carácter. Mejor inicio, imposible, del que se pueden hacer varias consideraciones previas. Éstas son algunas:

1. El primer cuarto, importantísimo.
Excepto para Italia, maestra en acabar bien o muy bien lo que empieza mal o muy mal, los inicios de un partido o un campeonato son importantísimos. Tienen que serlo. El primer cuarto de hoy debe servir para que el equipo se acomode en la pista y Aíto en el banquillo. Al equipo, es presumible que le basten unos minutos para reencontrarse, once meses después de su último partido oficial; y del seleccionador no hay que olvidar que, por mucha experiencia que tenga, incluso a nivel internacional, es tan debutante como Ricky en un campeonato de estas características. Estoy convencido de que, desde el salto inicial, el equipo le facilitará su adaptación. Pero el primer cuarto es muy importante, decisivo para empezar a contar con buenas sensaciones.
2. ¿Está Grecia más en forma, o al menos con más ritmo de competición?
Es algo que días atrás Aíto dijo temer. Yo no tengo muy claro que vaya a ser así. Después del preolímpico, los griegos tuvieron una semana o diez días de descanso y desconexión, y no me sorprendería que incluso les hubiera ido peor. Sí es evidente que hace menos que han jugado partidos de competición, pero si de algo da muestra nuestra Selección es de una impresionante capacidad para concentrarse en partidos clave.
3. Un debate que no tiene sentido
Afortunadamente, el debate sobre si el cartel de favorito pesa, no tiene sentido cuando se trata de esta Selección porque la respuesta la sabemos todos: no. Es más, en los últimos días, a medida que se ha ido acercando el debut, nuestros jugadores, uno detrás de otro, han insistido en que su objetivo es el máximo. Si no fuera así, se quedarían en casa. No es un tópico, nada en este equipo es un tópico. Lo vamos a volver a ver en estos Juegos. El debate sobre el favoritismo y la presión está hecho para los equipos modestos, carentes de confianza, incluso podría decirse que mediocres. Es decir: no para éste.
En fin: no olviden poner el despertador a la hora. A las 8:30 empezamos.

jueves, 7 de agosto de 2008

Pero papá, ¿qué pasó en Los Angeles?

Desde que la Selección 2008 se concentró en San Fernando, hace ya más de un mes, no hemos parado de escuchar referencias a Los Angeles, la ciudad en la que hace nada menos que 24 años se disputó la XXIII edición de los Juegos Olímpicos. A los más jóvenes aficionados de hoy les suena a prehistoria: “Pero papá, ¿qué pasó en Los Angeles?” debe haber preguntado más de uno en las últimas semanas…
1984 no es la prehistoria, pero para los más jóvenes de los que a partir de este domingo van a darse algún que otro madrugón, los que están creciendo al son de la ÑBA, le falta poco. De hecho, cuando la Selección Española conquistó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de aquel año (que eso es lo que pasó en Los Angeles) aún no habían nacido ni Ricky Rubio, ni Rudy Fernández ni Marc Gasol, tres de los jugadores más emblemáticos de la selección que desde hace unos días vela armas en Pekín con la ilusión de subir al podio el próximo día 24. Y de sus compañeros, sólo a Carlos Jiménez (8 años entonces) y Jorge Garbajosa (7) les suena haber vivido algo. Los demás apenas estaban dando como quien dice sus primeros pasos.
¿Y por qué los más veteranos hemos hablado tanto y tanto de Los Angeles? Por una razón fundamental: porque aquella medalla de plata no fue sólo un éxito deportivo (que lo fue, y el más sonado de la historia del baloncesto español hasta aquel momento) sino mucho más. Tuvo, además, la magia de que quienes nos quedamos en casa lo seguimos por televisión a altas horas de la madrugada. Recuerdo que muchos partidos los vi junto a mis compañeros de entonces en la revista NUEVO BASKET, y que al acabar y regresar a mi casa en Badalona me cruzaba por la calle con conocidos, amigos, gente en general, y estaba clarísimo que veníamos todos de ver el partido de la Selección. Aunque parezca una tontería, también detalles como éste engrandecieron la complicidad general con nuestro equipo y nuestro deporte.
Además, por si fuera poco, la medalla de plata en LA la celebramos como una de oro porque todos éramos conscientes de que a aquella selección de Estados Unidos (dirigida por Bobby Knigth y con futuras estrellas del calibre de Michael Jordan, Pat Ewing, Chris Mullin, Wayman Tisdale o Sam Perkins) era del todo invencible. El periodista español que ha vivido más campeonatos con la Selección, Juan Antonio Casanova, escribió esto en su crónica de la final: ”No ganamos. Era muy difícil porque hemos tenido la mala suerte de llegar a la final, bendita sea, teniendo enfrente a uno de los mejores equipos que la indiscutible primera potencia del baloncesto haya formado jamás. Los americanos abordaron muy mentalizados un partido que no podían perder so pena de provocar cuatro años de duelo nacional”.
A partir de aquel éxito sin precedentes, sólo superado hace dos años con la gran victoria en el Mundial de Japón, el baloncesto saltó a las portadas, nuestros jugadores pasaron a ser reconocidos mediáticamente, incluso por unos meses nuestro deporte estuvo, en cuanto a popularidad, por encima del fútbol. Sí, sí, así fue. Lo bautizamos como el Boom del baloncesto español. Y tuvimos la suerte añadida de que apenas unas semanas después de la medalla olímpica, lo que hoy es la Liga ACB empezó con dos grandes novedades: dos extranjeros por equipo y playoff al título. Dos novedades que hace ahora 24 años significaron una auténtica revolución.
Por todo ello, quienes vivimos Los Angeles 1984 soñamos hace dos años con que Saitama 2006 tuviera un eco similar.
Los héroes de 1984, por cierto, fueron Juan Antonio Corbalán, Nacho Solozábal, José Luis Llorente, Epi, Josep Maria Margall, Juanma López Iturriaga, José Manuel Beirán, Fernando Arcega, Andrés Jiménez, Fernando Martín, Juan Domingo de la Cruz y Fernando Romay. Y Antonio Díaz Miguel, por supuesto, sin cuya figura no se puede entender la historia del baloncesto español.
En fin: que a los más veteranillos les he refrescado un poco la memoria, y a los jóvenes les he tratado de explicar qué pasó en Los Angeles en 1984 y por qué lo recordamos como lo recordamos. Sólo queda desear que a partir de este domingo empiece a pasar algo similar en Pekín.
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