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lunes, 14 de septiembre de 2009

Rickshaws en la Piotrkowska

Ayer por la mañana recibí un SMS:
“La primera expedición de papás salimos hoy para animar. ¿Cómo lo tenemos, tenemos que ganar los dos que quedan?”

Pues mejor que sí, que los ganemos, para no tener que depender de los demás.

Ya por la noche aterrizaron en Łódź los padres de Rudy, Ricky, Felipe y Alex, además del tercero de la saga de los Reyes. Como todos, también ellos confían en que una victoria esta tarde sobre los lituanos marque el punto de inflexión del Eurobasket y la Selección vuelva a apuntar a lo que apuntaba hace apenas un par de semanas.

La primera expedición de papás se he encontrado hoy con un poco más de fresco del que hemos tenido en los últimos días, pero también con sol. No es un sol de playa, no es nuestro sol, pero el sol al fin y al cabo. Y en un país al que habíamos venido convencidos de que no lo íbamos a ver en dos semanas, es desde luego un lujo.

No sólo el sol, por tenue que sea, parece haber animado a las gentes de Łódź. Ayer por la noche todo fueron gritos, cánticos y celebraciones por la victoria de su selección en la final del Europeo de voleibol. Las terrazas de bares y restaurantes estaban a rebosar, las televisiones a tope, y la cerveza corría como el agua del grifo. Al final la explosión popular fue espectacular, aunque no sé a ciencia cierta si el voleibol es aquí un deporte de masas. Lo dudo. Pero cuando se es campeón de algo, ese algo acostumbra a valer mucho más.

El ambiente –ayer y siempre- se concentra en esta ciudad en una sola calle: la Piotrkowska. Es una arteria comercial, con bares, restaurantes y tiendas de todo tipo –sobre todo moda- que debe tener un par de kilómetros de largo. Ahí está, al parecer, todo. O casi todo. Incluidos puestos de rickshaws, esos taxis a pedales que a todos nos suelen transportar a la India. No son los mismos, porque aquí el taxista va detrás y los asientos –por delante- son dobles, como si fueran un sofá de jardín.

Aún no sé de nadie de los nuestros que se haya subido a uno. Pero todo se andará, seguro.
Faltan apenas cuatro horas para el partido. El equipo ha desayunado tarde, tomará un buen tentempié sobre las una del mediodía… y a jugar. ¡Suerte!

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