Acabo de llegar al Towar Hall, falta una hora para el salo inicial del trascendental partido contra Eslovenia y ya han salido a hacer unos tiros Rudy, Felipe, Víctor, Alex y Sergio. Sus caras nos han hecho llegar a los españoles que ya estamos aquí indicios de que la concentración es máxima. Hemos sufrido mucho en los dos días anteriores, y nadie descarta sufrir hoy también, pero nadie entre nosotros contempla otra posibilidad que no sea la de estar mañana a esta misma hora en Lodz para encarar la segunda fase de este Eurobasket con la misma ambición con que llegamos a Varsovia.
El que no está muy concentrado en esto es el taxista que nos ha traído hasta aquí a mí y a mi amigo y ex compañero en Mundo Deportivo Jesús Pérez. Cuando nos ha dejado frente al pabellón nos ha preguntado:
- ¿Y qué fiesta hay aquí?
- El campeonato de Europa de baloncesto –le hemos respondido.
- Ah –ha sido todo su comentario.
El Towar Hall, por cierto, es en realidad una pista de hielo, acondicionada para la ocasión. A apenas 50 metros se está construyendo un nuevo estado de fútbol, para un Mundial o una Eurocopa que se ve que se va a jugar aquí un año de estos… Yo de fútbol sé menos que el taxista de la agenda deportiva de su ciudad.
Y hablando de taxis, son de lo más caro de Varsovia, al menos en proporción a los restaurantes. Una comida o una cena normalita, sin pretensiones pero suficiente, no supera los 15 o 20 euros de media. De entre los platos propios de la gastronomía polaca me quedo personalmente con sus sopas: una de remolacha y tomate y otra con una especie de albóndigas que están sabrosísimas), las dos con el justo punto de picante.
Un día de estos os doy la receta.
Y ahora sí, ¡a por ellos! Son ya las seis menos cinco…
El que no está muy concentrado en esto es el taxista que nos ha traído hasta aquí a mí y a mi amigo y ex compañero en Mundo Deportivo Jesús Pérez. Cuando nos ha dejado frente al pabellón nos ha preguntado:
- ¿Y qué fiesta hay aquí?
- El campeonato de Europa de baloncesto –le hemos respondido.
- Ah –ha sido todo su comentario.
El Towar Hall, por cierto, es en realidad una pista de hielo, acondicionada para la ocasión. A apenas 50 metros se está construyendo un nuevo estado de fútbol, para un Mundial o una Eurocopa que se ve que se va a jugar aquí un año de estos… Yo de fútbol sé menos que el taxista de la agenda deportiva de su ciudad.
Y hablando de taxis, son de lo más caro de Varsovia, al menos en proporción a los restaurantes. Una comida o una cena normalita, sin pretensiones pero suficiente, no supera los 15 o 20 euros de media. De entre los platos propios de la gastronomía polaca me quedo personalmente con sus sopas: una de remolacha y tomate y otra con una especie de albóndigas que están sabrosísimas), las dos con el justo punto de picante.
Un día de estos os doy la receta.
Y ahora sí, ¡a por ellos! Son ya las seis menos cinco…
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