La reciente elección de tres de nuestros jugadores en el draft de la NBA -y en especial el complicado proceso en que ha derivado la aparición de Ricky Rubio en el puesto número 5- ha reavivado cierto debate sobre la correlación de fuerzas del baloncesto mundial respecto al profesional estadounidense en un mundo –el del baloncesto europeo- que si por algo se ha caracterizado en los últimos años desde Europa ha sido por abanderar el movimiento de apertura de fronteras, y aplicarlo de forma indiscutible. El debate -si es que realmente lo hay, que ojalá- lo han resumido entrenadores de alto nivel como Aíto y Messina en el concepto “Europa no puede ser la cantera de la NBA”.
Antes que nada, repasemos algunos datos:
En el reciente draft aparecieron elegidos 13 jugadores procedentes de equipos europeos. De ellos, dos jóvenes estadounidenses (Brandon Jennings y Patrick Beverley) que han jugado en Europa por diversos motivos; otros tres –europeos de pura cepa- procedentes no de su país de origen sino en otro baloncestística y económicamente más potente: el sueco Jerebco en Italia, el holandés Norel en España y el esloveno Preldzic en Turquía; y un joven africano captado como promesa: el congoleño Eyenga, como Norel, en Badalona.
Al margen de si estos u otros acaban finalmente algún día en la NBA, es evidente que la nómina de extranjeros en la competición de referencia mundial va aumentando año a año, pero aunque la sensación sea otra, lo cierto es que lo hace de forma relativamente controlada: de los 438 jugadores que han jugado esta última temporada en la NBA, sólo eran extranjeros 75, un porcentaje que apenas sobrepasa el 17%, muy lejos de lo que ocurre en las competiciones europeas, en algunas de las cuales ese porcentaje roza, o sobrepasa –y desde hace ya bastantes años- el 50%.
Las cosas no parecen pues tan simples, de modo que ese “Europa no puede ser la cantera de la NBA”, más que un concepto limitado al mundo de nuestro deporte en realidad parece tener un alcance filosófico o socioeconómico, pero en cualquier caso chocante con la realidad, la actual, la pasada y probablemente la futura: el pez grande se come al chico. Lo que traducido al baloncesto significa que los países más potentes se llevan a los mejores jugadores de los países o continentes menos potentes, que los clubes más potentes se llevan a los jugadores de los clubes menos potentes o que los clubes menos potentes se nutren de jugadores de clubes aun menos potentes o, ya en última instancia, de colegios.
¿Puede acabar el baloncesto con ello?, ¿puede evitar el baloncesto europeo que la NBA se le lleve jugadores? Por varias razones, parece ciertamente difícil. En cambio, sí parece posible que el baloncesto europeo se dote de mecanismos y estructuras que consigan que el hecho de que la NBA se lleve de aquí jugadores no suponga un perjuicio gravísimo cuando no el colapso. Se requieren, eso sí, mecanismos y estructuras con cierto nivel de proteccionismo, concepto del que el baloncesto europeo ha estado huyendo con contumacia en la última década.
Un mecanismo ya funciona: las cláusulas de rescisión. Con ellas al menos se consigue que del mal, el menos. No evita que los jugadores se vayan –y en bastantes casos, además, lo hacen con un elevado riesgo económico-, pero antes de hacerlo, con una exigua ayuda de las franquicias NBA, pasan por caja. Pero esa compensación económica –ni siquiera la más elevada-, no evita que esos jugadores dejen un hueco muy difícil de llenar. O imposible.
Y así llegamos a lo que verdaderamente sí sería una revolución: la recuperación en Europa de las canteras propias. Formar muchos más jugadores de los que formamos ahora, o darles muchas más oportunidades en nuestro máximo nivel competitivo, seguiría sin poder evitar que los grandes se vayan a la NBA pero al ya efectivo ingreso de las cláusulas añadiría un efecto positivo más: tendríamos muchos más recambios. Y ya se sabe que de la cantidad acaba surgiendo la calidad.
Francamente, creo que sería la mejor solución. Y probablemente también la más rentable.
1 comentario:
Me ha parecido muy bueno el artículo, pero yo en parte me rio, no del artículo, sino de estos clubes grandes, porque estos clubes parece que se ofenden de que sus equipos sean cantera de la NBA cuando ellos son los primeros que hunden clubes de formación menores al usarlos como cantera y SIN NINGÚN TIPO DE COMPENSACIÓN económica. Estaría muy bien un artículo de que pasaria si todos esos clubes pequeños acabaran quemados y dejaran de existir.
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