Hace unos diez años (aunque creía que eran más, eso es lo que pone la página web digamos oficial), apenas un mes antes de que los juniors de oro se proclamaran campeones del mundo en Lisboa, participé como moderador en una mesa redonda organizada por un histórico club de l’Hospitalet, el Tecla Sala, a la que acudieron también grandes nombres como Andrés Jiménez, Joan Creus y Jesús Mayo. Y a mi lado en la mesa, tan espigado como tímido, me colocaron a un jovenzuelo, tan espigado como tímido, que jugaba en el Barça y del que ya me habían hablado pero al que no había visto nunca hasta entonces, ni en la cancha ni fuera de ella. Era Pau Gasol.
El tema del que íbamos a debatir estaba enunciado así: cómo se forma un jugador de baloncesto. Y hablamos bastante de ello, sí, lo hicieron además voces plenamente autorizadas; pero el auditorio lo formaban casi exclusivamente chavales y jovencitas de colegios de la zona, y prácticamente todas las preguntas fueron a parar a Pau, que era evidentemente lo más parecido a ellos que había en aquella mesa.
Del Pau que, sentado a mi lado, fue respondiendo a todas las preguntas –incluida alguna mía para animarle- recuerdo sobre todo dos cosas: que era timidísimo, que cuando hablaba lo hacía con los ojos poco más o menos que mirando al suelo, y que repitió de forma insistente, tozuda, una mis frase: “Yo lo que quiero es jugar en la NBA”.
Y no nos vamos a engañar. En aquel entonces, que un chaval de los nuestros se fuera a la NBA, y para triunfar, era difícil que entrara en nuestros esquemas. La insistencia de Pau aquella tarde nos pareció –al menos a mí- más producto de un sueño de juventud que una proyección real.
Pero ya lo ven: un par de años después reventó el draft, se fue para Memphis, se hizo un hueco entre los mejores del mundo y empezó a labrarse el prestigio que hace ahora aproximadamente un año y medio le llevó a Los Angeles, y de Los Angeles a esta madrugada en Orlando.
Llevamos todos unas cuantas horas viendo imágenes y vídeos de ese anillo recién conquistado por Pau, y a buen seguro que muchos nos retrotraemos a las imágenes que en el transcurso de estos últimos años nos han ido dejando sus grandes éxitos con la Selección, o su espectacular despedida de la Liga ACB, en la que lamentablemente fue un visto y no visto. Pero yo personalmente siempre guardo el recuerdo de aquella tarde en l’Hospitalet, en la que un chaval espigado y tímido expresó un sueño que, con el tiempo y el esfuerzo, se ha hecho del todo realidad.
Pau es hoy ya campeón de casi todo. Ese casi es Eruropa. De modo que nada me gustaría más que verle serlo también este verano en Polonia.
(Por cierto, como podéis ver he encontrado en la web del Tecla Sala una imagen de aquella tarde. Aquí la tenéis)
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