Casi todo lo que sé de Alfonso Martínez lo sé porque lo he leído o me lo han explicado, pero sí recuerdo haberlo visto jugar, con la Penya desde luego, pero también con el que fue su último equipo, el Breogán, y además se daba la circunstancia de que, aragonés él, aragonesa mi familia materna, una cierta relación de amistad –aunque no recuerdo exactamente de qué- había entre uno y otros.
Pero de lo que no me puedo olvidar es de que estaba empezando yo mi carrera de aprendiz de periodista en la Revista de Badalona –en la sección de Sociedad-, cuando el veterano redactor de Deportes me telefoneó desde su casa para informarme de que estaba en cama con una gripe del doce, sin fuerzas para levantarse, y pedirme que escribiera yo el artículo que no le había dado tiempo a escribir a él: una crónica previa del partido de homenaje a Alfonso Martínez. En Badalona, claro.
Con el tiempo me he reprochado a mí mismo no ser en nada fetichista ni tener espíritu de coleccionista, porque ahora lamento no haber guardado aquel mi primer artículo sobre algo de baloncesto más que en el archivo de mi memoria. Que cuando se trata de eso, de algo de baloncesto, no es mala; pero tampoco es suficiente para dar cabida a muchos detalles.
Probablemente recordaría mucho más de Alfonso si le hubiera visto jugar más, pero cuando él dejó definitivamente el Joventut en 1972 yo aún no había dado el salto a la pista, seguía en el gimnasio a las órdenes de mi primer entrenador-maestro –el señor Gol, el suegro de Lluís Cortés-, porque no era ni infantil. Pero de lo poco de él que sí viví en primera persona, en las gradas de esa pista, la de La Plana, en la que hoy se jugará el partido de homenaje a Alfonso, fueron aquellos coros que acompañaban casi siempre a alguna de sus jugadas maestras bajo los aros: ¡¡¡¡¡¡ Fooooooonsoo, Foooooooonsoo !!!!! A los chavales como yo no hacía falta más que lanzarnos la primera sílaba para sumarnos, felices y contentos, a aquel inacabable cántico que en Badalona marcó verdaderamente una época.
¿A qué jugador actual se podría asimilar ahora a aquel Alfonso Martínez estelar, determinante en España y hasta en Europa con apenas 1,97 de estatura? Difícil explicarlo. Pero si el otro día Nino Buscató se atrevió en el Salón de la Fama a compararme a Emiliano con Rudy, creo que yo podría atreverme a comparar a Fonso con Felipe Reyes. Para que se hagan una idea aproximada quienes aún saben de él menos que yo.
En fin, que ahora, más de 30 años después de aquel mi primer artículo baloncestístico, nos apena saber que Alfonso está ingresado en un geriátrico por aquellas cosas de la vida. Pero es al mismo tiempo magnífico comprobar cómo en ésta nuestra familia del baloncesto hay mucha gente que no olvida ni quiere olvidar a quienes nos precedieron; tanto, que hasta han organizado el homenaje de hoy con la ilusión de poderle ayudar.
Es una lástima que él no esté en condiciones de aparecer esta tarde por La Plana, porque lo que también recuerdo perfectamente es que, además de un gran jugador, era un tipo divertidísimo. A ver si entre todos conseguimos que lo pueda volver a ser.
viernes, 13 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Sr. Roman, muchas gracias por estas magnificas palabras sobre Alfonso. Como bien dice el destaco como un excelente jugador con y sin balon, es uno de los 25 mejores jugadores de la historia del baloncesto y hasta tuvo la oportunidad de entrenar a Pau Gasol cuando era infantil y llevarlo a casa como bien dice Pau en su libro. Fue el precursor en muchos movimientos sin balon cogiendo la posición como nadie y en la forma de lanzar a canasta. Ayer se lleno la Plana para homenajear al gran Fonso, gracias a todos por no olvidarle y devolverle este inconfundible cántico. Gracias desde el corazon.
De su sobrino Alfonso Martinez.
Publicar un comentario